“Rema mar adentro, y echen sus redes para pescar.”
“Rema mar adentro, y echen sus
redes para pescar.” Simón le respondió: Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no
hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. Y, haciéndolo así,
pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de
la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto
las dos barcas que casi se hundían. Lucas (5,1-11)
Nos invita el Señor a remar
mar adentro, y echar las redes en su palabra, esto significa; dejar atrás todo
lo que el mundo nos dice que es cierto y que es lo que debemos hacer para
lograr la plenitud. Echar las redes en la palabra de Jesús es creer que El vino
para darnos vida en abundancia (Juan 10:10), que Él nos corona de amor y de
ternura, saca nuestra vida de la fosa y nos satura de bienes.
La mayoría de la gente vive en
la orilla cómoda del mundo, aquella que nos ofrece un sinfín de emociones, que no son la realidad de la
felicidad, sino un montón de alegrías que se esfuman rápidamente, porque llegan
acompañadas de un logro determinado, un logro material, que despierta emoción y
la emoción es pasajera, como llega se va, por eso la gente confunde la
felicidad con la alegría y dicen que la felicidad está compuesta de momentos. Y
la felicidad es el bienestar interior que se alcanza, remando mar adentro,
echando las redes en la palabra de Dios, yendo hacia la pesca abundante.
La pesca abundante solo se
puede lograr cuando voy remando mar adentro de mi corazón y conociendo quien
soy, mis debilidades y mis fortalezas, sabiendo quien soy como creación de
Dios, siendo consciente que necesito del amor de Dios que nos envuelve y nos
transforma.
¿Cómo remar mar
adentro?
Orando es la respuesta, es la
única forma de remar mar adentro, poniéndonos en oración, entrando en lo
secreto y El ve en lo secreto, lo que nosotros no vemos, lo que nosotros no
conocemos y con su amor y su poder nos transforma y pone de manifiesto lo que
somos realmente, para que tengamos una estima real, y esta es tener claro
cuáles son nuestras debilidades y cuales nuestras fortalezas para saber en qué
podemos ser buenos, donde podemos desenvolvernos mejor, qué retos son para
nosotros y cuáles no.
Remando mar adentro en el mar
de la oración, la pesca siempre será abundante, porque en la oración Dios nos
transforma, Dios nos colma, El no responde la oración que no se hace. Y no
podemos pretender alcanzar buena pesca si no remamos mar adentro en la oración
que nos da el auto conocimiento y la sabiduría que Dios da sin límites.
La pesca más abundante es la
de la sabiduría que Él nos da sin límite, porque si nosotros que somos malos,
sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos, mucho más nuestro Padre Celestial
nos dará la sabiduría sin límite, si se la pedimos. Y tener sabiduría de Dios
es tener abundancia para saber vivir la vida con consciencia porque sabemos
qué, cuándo y cómo actuar, y tener una vida abundante en plenitud y paz tal
como la promesa de Jesús.
Cuando Jesús se sube a la
barca de Simón y rema mar adentro, van hacia la profundidad, a donde sólo Jesús
puede ver el todo de lo que somos, nuestras oscuridades y puede transformar
nuestra vida. Si Jesús sube a la barca de tu vida, y lo dejas obrar en la
profundidad de todas las áreas que la conforman, todo puede ser transformado. Y
el Padre que ve en lo secreto recompensará tu vida, con la plenitud y la paz
que da ir a la profundidad, y a lo secreto. Entrar en lo secreto para buscar al
Padre, es remar mar adentro y entregarlo todo a la voluntad Divina y recibir la
sabiduría para dejarnos guiar por esa bendita voluntad.
¿Estás dispuest@ a remar mar
adentro, dejando la falsa seguridad de la orilla del mundo?
Pero ¡ojo! Si el Señor esta en
tú barca no temas!
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