El verano, un tiempo para cultivar el sentido de la amistad.
Jesús quiere que seamos “la luz
del mundo”, “la sal de la tierra” y “la levadura en el pan”. En primer lugar,
se trata de ser, no de hacer. Se trata de ser comunidad, sentirnos fraternidad
para que nuestra luz brille, nuestra sal de sabor, y la levadura haga crecer a
la masa. Por esto es la importancia de una buena amistad.
La amistad es una forma de amor y
el amor va de dentro a fuera. Toda amistad supone amor, pero no todo amor
supone amistad, ya que es un don que necesita ser aceptado. El amor, como el
ser de la persona es un dialogo, ya que se dirige hacia otra persona para
planificarse. El ser humano se reconoce como un yo a través de un tú, y
encuentra su justa dimensión en un nosotros. Cada vez que se constituye una
nueva amistad, un “nosotros”, la otra persona forma parte de mi ser. Llevamos
dentro de nosotros, en nuestra conciencia, a nuestros amigos. Y la Conciencia
en mayúscula, que es Dios y que está en lo más profundo de nuestra realidad,
reúne a todos los amigos, que viven del amor, en el Reino de Dios.
Una persona egoísta no puede
tener amigos. Podrá tener relaciones interesadas o personas a quienes quiera
por placer, pero no personas amigas. La amistad no interesada presupone un
vaciamiento para que pueda entrar la otra persona en nosotros y se cree una
intimidad común. Propiamente hablado solamente pueden tener amigos de verdad
las personas buenas, las que se han vaciado de su yo y han dejado brotar en su
ser la gracia de Dios, su Presencia amorosa. En esa comunión de vida se
integran los amigos. Así, la amistad es la disposición de la persona que
consiste en obrar con facilidad y alegría el bien de la persona amiga. Nace
como sentimiento y alcanza después su plena verdad al ser querida y cultivada
la amistad como forma de amor.
El amigo quiere que su amigo sea
y viva; quiere su bien; se porta bien con él y lo trata bien; convive con él
gustosamente; comparte los sentimientos, en las alegrías y en las tristezas,
antes de confiarse a una persona amiga se ha de poner a prueba su fidelidad, y
ésta se manifiesta con la abnegación para con el amigo, permaneciendo a su lado
en medio de la adversidad. El amigo cierto se manifiesta en las situaciones
inciertas. Y es que hay amigos que no buscan en la amistad más que su propio
provecho, y por eso permanecen tales en el día de la prosperidad, presentándose
incluso como el mejor amigo, pero abandonan en el día de la adversidad, cuando
ya no pueden percibir beneficio alguno de la amistad; son compañeros en la
mesa, pero no en la desgracia. No es raro que tales amigos, por cualquier
motivo, se conviertan en enemigos, y entonces, cuanto más íntima y confidencial
fue la amistad con estas personas, tanto mayor será el mal que tal vez tengamos
que sufrir, pues conocen más afondo nuestros defectos y los podrán descubrir a
los demás.
Si bien se han de mantener
relaciones amistosas con las personas, sólo a los amigos de fidelidad probada,
se debe manifestar nuestra intimidad a fin de recibir consejo, ya que la
amistad íntima supone una unión y compenetración de afectos que no es posible
con muchos, y una confianza y lealtad que no siempre se encuentra. Bueno será que, además de nuestros amigos,
tengamos una persona de mayor experiencia humana y espiritual a quien podamos
acudir en busca de consejo en las dudas y problemas que afectan a nuestro
camino interior.
El verdadero amigo, fiel en todas
las circunstancias, es un tesoro de calculable valor. Entre los amigos ha de
existir una confianza y un amor mutuo, que los ha de hacer cada día mejor,
advirtiéndose mutuamente los defectos y ayudándose a corregirlos. La benéfica
influencia de la amistad se dejará notar esencialmente en medio de las
adversidades; el verdadero amigo permanece más unido que nunca en el momento de
la adversidad, y, con el ánimo que le infunde y su desinteresada ayuda, es su
mejor consuelo y tal vez único sostén. La amistad es un sentimiento espiritual que
nos hace ser almas gemelas, es un amor puro e incondicional, a pesar de todas
las adversidades del pasar de los años.
Bien cierto es ese refrán que
dice: “quien tiene un amigo tiene un tesoro” hay que tener en cuenta que no es
lo mismo tener conocidos o compañeros que tener un amigo o amiga, éste tiene el
valor único porque es el otro tú en ti, y tú en él. En el cristianismo, la amistad se considera
una virtud en cuanto refleja el amor de Jesús por todas las personas, sin distinción.
En los Evangelios se le llama “amigo de publicanos y pecadores” Se dirige a los
discípulos llamándolos “amigos” Con esto se pone de manifiesto la fidelidad del
Dios de Jesús, que tiene una disposición benévola frente al ser humano pecador
e interpreta esta relación como amistad.
Los creyentes en Jesús deberíamos
de valorar y tener en cuenta esa amistad que nos ofrece Dios porque no nos
llama siervos, sino amigos, solo el amigo es conocido en la intimidad, es una
relación fecunda y llena de esperanza en la cual ambos amigos crecen, maduran y
se desarrolla un vínculo capaz de superar la muerte del amigo. Todos debemos de
aspirar a esa fraternidad de hermanos que, aunque no seamos hermanos de sangre,
lo somos porque nos une un cariño mutuo que se desarrolla en el amor ágape.
Las buenas relaciones entre
amigos reducen de forma moderada el estrés y ayudan a una mejor recuperación de
emociones duras como las rupturas o las pérdidas. Esto último se debe, al
sentimiento de apoyo que obtenemos de un amigo. Sin duda la amistad es una de
las mejores cosas que nos pueden suceder en la vida. En la infancia y en la
adolescencia, los amigos llegan a ser el centro de nuestro universo. Pero con
el paso de los años es normal que nuestro círculo más íntimo de amigos se
reduzca y aparezcan los amigos especializados (trabajo, gimnasio, etc.) Sean
del tipo que sean, no descuides a tus amigos y rodéate de gente que te aprecie
y te haga sentir bien. La amistad hay que cuidarla y no dejarla en el olvido,
es como una planta se tiene que regar, podar y dejarla crecer.
Rafael Verger
Que hermosura de reflexión y que cierto es saber o valorar el sentimiento de la amistad, escribes muy bien amigo Rafael, tú no me conoces pero yo tengo buenas referencias de ti y ayudas a mucha gente con tus escritos ánimo y sigue así
ResponderEliminarCarlos
Palma