¿Ser cristiano esta de moda?



 

Debemos tener en cuenta que observando la panorámica que nos rodea, ser un cristiano comprometido hoy no está de moda. No tiene demasiado aliciente en una sociedad tan avanzada en la ciencia y en la tecnología, que el hecho religioso, la existencia de Jesús, y por tanto una posible llamada a su seguimiento, no encuentran demasiado eco en nuestra sociedad tan moderna y sofisticada. Pero el Señor sigue llamando hoy, aquí y ahora, son “llamadas nuevas”, porque es el Espíritu Santo el que las hace posibles y Él sopla donde quiere,

cuando quiere y como quiere. Eso no implica que no haya dificultades para saber escuchar y así poder responder mejor. Entre ellas se encuentra; Existe una dificultad en la transmisión de la fe hacia nuestros jóvenes. En el clima familiar no se vive con tanta intensidad tal realidad. Los jóvenes que asumem un compromiso evangélico con una dimensión de su bautismo o vida religiosa lo hacen como primer paso en un ambiente sino contrario u opuesto, al menos si indiferente y con cierto rechazo social. La dimensión de fe, es decir de creyente se hornea en el hogar familiar. Exactamente igual cuando se producen encuentros de amigos y familiares, donde se les cuestiona abiertamente su opción personal

El proceso de secularización provoca una sociedad secularizada, indiferente a la religión o más materializada y consumista. La vida cristiana pierde fuerza y garra cuando no se asume con toda intensidad jugarse la vida por unos ideales que tengan una fuerte connotación transcendente sin perder de vista la realidad en la que nos encontramos insertos. Para una verdadera inserción personal como comunitaria es necesario vivir de manera adecuada y coherente la vida de fe por la que seguimos a Jesucristo.

 Vivencia crítica y de fuerte enjuiciamiento del pasado. Todo el diálogo entre fe y cultura puede producir efectos contrarios o diversos a los que se pretende. A veces se reduce la fe, se purifica la fe y se puede llegar a eliminar la fe, por supuesto dentro de la vida de los creyentes. Todo lo pasado ha sido malo, todo lo actual es bueno. Ya se sabe que generalizar nunca es bueno y por supuesto no es clave para dar respuestas acertadas, comedidas y equilibradas. Se puede y se debe realizar la crítica constructiva, pero debemos tender previamente a formalizar nuestra propia autocrítica.

 Desaparición de la vida ascética y mística, que provoca una perdida continua de los ideales, las utopías, el espíritu de sacrificio, de abnegación, de superación de las dificultades que existen no solo ya en la vida consagrada sino en la vida civil. A veces se tiene la sensación de que los jóvenes se quieren quedar en una situación cómoda, muelle, sin demasiadas exigencias. Esto ha llevado a instalarnos en una época del postmodernismo o de la postcristiandad, donde el individualismo campa a sus anchas, asistimos a la desaparición de las utopías y a la fragilidad de los “compromisos definitivos”. En muchas ocasiones rige especialmente el llamado “culto al sentimiento”: esto me gusta o no me gusta, me agrada o me desagrada. Todo es ambiguo.

 Es verdad, el Señor ha resucitado verdaderamente” Ahora ya es el seguimiento desde la fe experimentada en la Pascua. Los apóstoles son los mismos, con sus limitaciones y debilidades, pero es la fuerza del Espíritu el que hace posible dicho cambio. Es la historia personal la que queda animada y asimilada por la fe. Del miedo a la cruz se pasa a la alegría expansiva de la resurrección el gozo de saberse salvados. De todo cansancio y desesperación se han vuelto a reunir en el seno de la comunidad que les acoge esperanzada. La fe pascual es ante todo un don de Dios que se da gratuitamente.

El seguimiento de Jesús supone acoger, aceptar y comulgar con su praxis mesiánica que es espiritual, social y moral. Seguir a Jesús desde la experiencia post-pascual es vivir desde la solidaridad, desde la esperanza y desde la caridad

 La fe radical se hace verificable desde el encuentro personal con Jesús, como en el caso de los discípulos de Emaús. Experiencia cercana y próxima. Experiencia intima de encuentro con el Señor que verdaderamente ha resucitado. La fe radical necesita de un conocimiento personal de Jesús. Si queremos seguirle será necesario conocerle y hacerlo a fondo. Esta fe vivida como una opción radical necesita de un profundo, auténtico y firme amor por Jesucristo. Este amor consiste en salir de uno mismo, renunciar a las propias ideas e intereses y adecuar el centro de nuestra existencia en la persona de Jesús. La apuesta por esta fe radical, proyectada desde la vida del creyente y seguidor de Jesús es tratar de descubrir que todo adquiere un sentido pleno desde la caridad, desde el amor y la confianza que solo Él nos puede dar

 El hombre y el joven necesitan de lo sagrado, necesita volver la cara hacia lo transcendente. Sin el sentido de lo divino no podemos responder a las exigencias inmediatas de los hombres, a poder proporcionarle un necesario alivio a tantas angustias y frustraciones, pero no cabe duda de que la huida de la realidad va a suponer siempre una legitimación de las injusticias y desigualdades. Sin Dios, por muchos proyectos sociales, económicos, culturales, educativos, sanitarios, etc., marcados por estos individualismos tan globalizados, no podremos ofrecer más que alienación. La Buena Noticia como palabra de Dios será la única alternativa a este mundo globalizado si queremos dar esperanzas a todo hombre y liberarle de todas sus pobrezas, pero ahondando en sus causas y transformando la realidad que provoca dicha pobreza.

 La respuesta pasa necesariamente por una vuelta a lo sagrado, al sentido de Dios, a lo transcendente, pues sin Él, nada tiene sentido, carece de valor. Pero no se trata de espiritualidades descafeinadas, sin fuerza ni sabor, espiritualidades espiritualistas... sino una vida de fe, de interioridad que lleve de manera inexorable al compromiso cotidiano en la lucha por la justicia, en lucha contra el sufrimiento humano que sólo puede darse y ofrecerse desde la caridad, desde el amor.

La única manera de llegar a buscar a Dios pasa necesariamente por el itinerario de Jesús, que es camino, verdad y vida. Para llegar a Dios necesitamos pasar por Jesús, pero también será incuestionable caminar desde los hermanos. Esa contemplación tendrá su eje en la oración personal y comunitaria. La oración ha de estar en sintonía y referencia constante a Cristo. Es su doctrina y sus vidalas que nos implican, caracterizan y fundamentan nuestra contemplación.

El testimonio de vida

 Es preciso, significar desde el corazón y desde la razón, la vida de fe en Jesucristo. Es fundamental tener en cuenta que la vivencia de Jesús, desde la oración, el diálogo directo, el sentido de fraternidad y la acción pastoral, nos hará testigos sinceros ante un mundo hostil, que ya no asume las palabras y los discursos sino más bien el testimonio personal. Es el Señor resucitado el que nos envía a predicar la Buena Nueva, en todo tiempo y espacio. No nos anunciamos a nosotros mismos. Es primordial difundir la fe, en el Señor Jesús. Estamos en tiempos recios, en los que se debe asumir por todos los cristianos, el sentido del testimonio cristiano, que ayuda a los demás a acercarse y vivir con mayor profundidad el plan de Dios. La

necesidad y la urgencia de salir al encuentro del hombre en las periferias existenciales, son nuestros hermanos y es el Señor quien nos manda a anunciarles que El ha muerto por ellos y que son llamados a la Vida Eterna.

 Rafael Verger

Comentarios

  1. Muy bien hermano Rafael, una reflexión muy interesante en los momentos en que nos toca vivir donde como dices la fe no esta de moda. Es muy difícil llegar a las periferias como dices, las herramientas que poseemos o no son válidas para este momento, o no nos atrevemos a buscar y arriesgarnos por las nuevas,. Mucho se ha hablado del Sínodo, de encuentros laicales etc. Pero todo se queda en aguas de borrajas..... El miedo, la poca fe, etc. son las que paralizan muchas veces el lanzarse a comprometerte con una acción pastoral. Tan y como van las cosas parece que ya no tendremos tiempo para nada, una guerra nuclear se esta asomando por el Norte y que nos queda? Tendremos tiempo,,,,

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  2. Paraules molt boniques amic meu, però difícils de seguir. Portem 2000 anys i seguim igual que al començament de l'Església, Els pecats de l'Església o dels capellans són un escandal fins i tot per als qui creuen. Tot es resumeix a; poder econòmic, manipulació de consciències, pors, inferns, i moltes més. Com es pot creure a l'Església? no són els que segueixen Jesús? Jo no sóc sant, però no presumeixo de la santedat d'una institució caduca.
    Fco Arnau
    Catalunya

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