...FORMACIÓN DE LÍDERES – AGENTES DE PASTORAL
La Nueva Evangelización nos está pidiendo nuevos
catequistas, renovados interior y exteriormente, con nuevos métodos, nuevo
ardor… «vino nuevo, odres nuevos»
(Mc 2,22).
El objetivo es romper una cierta inercia que a veces vivimos
en la Iglesia, donde seguimos haciendo lo mismo, aunque lo llamamos nueva
evangelización. lo primero es la espiritualidad, redescubrir, como el libro de
los Hechos de los Apóstoles nos enseña, el protagonismo del Espíritu Santo y la
relación personal con Él.
Desde la oración vivida en comunidad, «el objetivo principal
sería hacer una especie de red de personas que queremos vivir y evangelizar y
vamos trayendo a personas de la misma parroquia como incluso de otras. hay comunidades cristianas que también tienen
experiencias interesantes de evangelización; es el caso de los Cursos Alpha,
que surgieron en el ámbito anglicano, pero que ya hay Conferencias Episcopales
que los han asumido, Y, por otro lado, este encuentro también quiere acercarse
a los más alejados; hay que «colocar a la persona ante la verdad de su vida, y
crear lazos y climas de amistad, acercarse al hombre, dándole algo gratis, y a
partir de ahí, comenzamos a evangelizar. Y luego una propuesta, clara y
explícita, sencilla y humilde, pero donde el centro es Jesucristo.
Es fundamental suscitar líderes para evangelizar, ya sean
sacerdotes que tienen que liderar en su parroquia, u otras personas que también
tengan esta capacidad. Porque el ser “líder” es un carisma, no todos están capacitados
en este servicio, por lo tanto, las parroquias y comunidades tienen que
capacitar a personas y ofrecerles la posibilidad de formar un equipo donde
todos los carismas son el principio de la unidad.
El Espíritu Santo se da a todos desde el bautismo, pero no
todos tienen la capacidad de ser lideres, (un líder es aquel que es capaz de
animar a otros) Nadie es un evangelizador eficaz si no ha pasado antes por un
proceso de discipulado.
Un proyecto diocesano de discipulado, como los Cursos Alpha,
Ejercicios espirituales, misiones parroquiales y pequeñas comunidades método celular,
donde se comparte la vida, Ante tantos cristianos a los que se les exige un
compromiso bautismal que ellos no están dispuestos a dar. La nueva evangelización
abre un horizonte nuevo en las parroquias Lo que se trata es transformar la parroquia en esta clave de
discipulado. Discípulos que hagan discípulos.
Todos necesitan el Evangelio. El Evangelio está destinado a
todos y no sólo a un grupo determinado, y por eso debemos buscar nuevos caminos
para llevar el Evangelio a todos. Sin embargo, aquí se oculta también una
tentación: la tentación de la impaciencia, la tentación de buscar el gran éxito
inmediato, los grandes números. Y este no es el método del reino de Dios. Para
el reino de Dios, así como para la evangelización, instrumento y vehículo del
reino de Dios, vale siempre la parábola del grano de mostaza.
Las grandes cosas comienzan siempre con un granito, un sueño,
una ilusión, algo nuevo y sorprendente. El Espíritu Santo obra así, empezando
por cosas pequeñas, las que a veces no hacen ruido, las que parece que nunca
dará fruto, así es el obrar de Dios. Deja que Dios sea Dios, tú solo confía
nada más, pero no dejes de mirar al crucificado él desde la cruz te mira y te
ama.
Las fuentes se hallan ocultas; son demasiado pequeñas. En
otras palabras, las grandes realidades tienen inicios humildes. No buscamos que
se nos escuche a nosotros; no queremos aumentar el poder y la extensión de
nuestras instituciones; lo que queremos es servir al bien de las personas y de
la humanidad, dando espacio a Aquel que es la Vida.
Todos los métodos son ineficaces si no están fundados en la
oración. La palabra del anuncio siempre ha de estar impregnada de una intensa
vida de oración. El éxito de la misión de los apóstoles no fue fruto de la
retórica o de la prudencia pastoral; su fecundidad dependió de su sufrimiento,
de su unión a la pasión de Cristo.
No podemos dar vida a
otros sin dar nuestra vida. El proceso de renuncia al propio yo, al que me he
referido antes, es la forma concreta (expresada de muchas formas diversas) de
dar la propia vida. Ya lo dijo el Salvador: “Quien pierda su vida por mí y por
el Evangelio, la salvará” (Mc 8, 35)
Quien reduce el cristianismo a la moralidad pierde de vista
la esencia del mensaje de Cristo: el don de una nueva amistad, el don de la
comunión con Jesús y, por tanto, con Dios. Quien se convierte a Cristo no quiere
tener autonomía moral, no pretende construir con sus fuerzas su propia bondad,
después de este camino largo y difícil, hoy nos dice: el verdadero problema de
nuestro tiempo es “la crisis de Dios”, la ausencia de Dios, disfrazada de
religiosidad vacía. La teología debe volver a ser realmente teo-logía, hablar
de Dios y con Dios.
Hablar de Dios y hablar con Dios deben ir siempre juntos. El
anuncio de Dios lleva a la comunión con Dios en la comunión fraterna, fundada y
vivificada por Cristo. Por eso la liturgia (los sacramentos) no es un tema adjunto
al de la predicación del Dios vivo, sino la concretización de nuestra relación
con Dios. Toda comunidad o grupo de catequistas, lideres y servidores de la
comunidad tienen que celebrar, convivir y crear esa comunidad de base donde
todos bajo el cayado del pastor son elegidos miembros de la Iglesia.
El párroco no es el centro de la acción litúrgica; no está
delante del pueblo en su nombre propio, no habla de sí y por sí, sino in
persona Christi. Lo que cuenta no son las cualidades personales del celebrante,
sino sólo su fe, en la que se debe reflejar Cristo. “Conviene que él crezca y
yo disminuya” (Jn 3, 30).
Así, en el tema del seguimiento se encuentra presente el
otro centro de la cristología, al que quería aludir: el misterio pascual, la
cruz y la resurrección.
¡Sé tú el primero en crear un grupo de hermanos de Jesús,
donde el amor sea el único proyecto de Dios! ¡Cuando empezamos!
Rafael Verger
Buenas noches, me llamo José Luis tengo 46 años y feliz mente casado, tengo dos hijos y vivo en Madrid (Alcobendas) Me ha llegado este articulo a través de una amiga mía y me decidí a escribiros y contaros mi experiencia.
ResponderEliminarYo soy una persona normal creyente pero no practicante, aunque ahora mi vida a cambiado mucho, y todo fue porque mi mujer vino un día diciéndome que le habían invitado a una cena un grupo de cristianos.
Sin embargo, la vida a veces nos depara desgracias o dramas y es fácil culpar a Dios por permitir que pasen. Así estaba yo, enfadado con Dios y sin querer saber nada de Él. la Iglesia para mí era algo muy peligroso de lo que había que mantenerse alejado.
En estas circunstancias no me puse muy contento cuando un día, hace dos años, mi mujer me dijo que una amiga suya la había invitado a asistir a un curso de cristianitos (así es como yo llamaba a todas las comunidades, grupos, movimientos...) y que se estaba planteando asistir.
Despotriqué todo lo que pude y supe, e incluso un poco más: lo que viene siendo un cabreo en toda regla. Ya veía yo a mi mujer en plan beata meapilas, captada por una secta destructiva, y a mi hijo y a mí apartados, en el mejor de los casos en un turbio y difuso segundo plano.
cada jueves mi mujer nos dejaba para irse a cenar a casa de unos señores que no conocía, con una gente que tampoco conocía y a hablar de Dios. A mí me hervía la sangre y cada jueves la discusión estaba garantizada. Así que cuando empezó a ir a misa los domingos, no es que me entusiasmara la idea, pero si a ella le apetecía… incluso algunos domingos la acompañamos.
Pero ya os he dicho que cuando a mi mujer se le mete algo en la cabeza… Por otra parte, a ella no me la habían "meapilizado" excesivamente, ni había sido abducida por una secta extraña, así que medio (o algo más) obligado por mi señora y medio atraído por unas cenas que me habían asegurado excepcionales, acudí a la primera reunión.
“Menuda chorrada. Yo no vuelvo”, me dije de vuelta a casa aquella noche. Pero volví. Además, yo estaba contento con mi vida y no quería cambiar nada… ¿y si no era una chorrada y pasaba algo? Había conocido gente bastante maja y había cenado estupendamente durante diez lunes seguidos, pero mi vida básicamente no había cambiado en nada. Íbamos a misa los domingos con bastante regularidad (arrastrados por mi mujer, eso sí) y allí coincidía con la gente del curso, a la que me alegraba ver y con la que me gustaba charlar un rato, pero nada más.
Hasta que un día me desperté en mitad de la noche con certidumbre de Dios, de su existencia y su divinidad. Era una certidumbre rara e inquietante que no procedía de la razón ni de los sentidos, pero tampoco de la emoción ni de los sentimientos.
"Será una sugestión", pensé, pero por si acaso seguí con mi actitud de "vamos a ver qué pasa". Y mi vida siguió sin cambiar demasiado. Seguí yendo a las cenas y cada vez me gustaba más, eran gratis, pero poco a poco fuimos colaborando todos a los gastos y organización de estas. Fue mi primera experiencia como comunidad de creyentes.
Y si lees esto es por la curiosidad, porque te estás planteando asistir, yo te recomendaría que fueras, que abrieras un poquito tu mente y tu corazón y que fueras constante. Ten en cuenta que eres libre de acercarte a Dios, que Él no te va a imponer nada (y mucho menos la gente del equipo), así que no tengas miedo. Y si descubres que quieres conocerlo mejor, no tengas prisa, ten paciencia y persevera. El Señor conoce tus tiempos y actuará como mejor te convenga Así en comunidades como conocí al Señor, os animo a las cenas Alpha.
José L. Alarcón
Lo mejor de todo es que participar en este curso no tiene ningún costo ni seguimiento, es totalmente libre. Me refiero a las cenas Alpha. También hay otros modelos nuevos que van arrasando en las parroquias: Métodos celulares, Effeta, Emaus, cursillos y otros más, son muchas las personas alejadas de Dios y de la Iglesia que han vuelto a casa mediante estas novedosas misiones por decirlo de algún modo.
ResponderEliminarSoy una persona normal, no soy una monja, pero desde que conocí de nuevo al Señor mi vida a cambiado, os animo a lanzaros el Espíritu Santo hace el resto.
María Luisa Díaz
Catequista
el cristianisme és una organització humana per socialitzar, el missatge de Jesús. I aquesta organització ja no és llevat ni sal del món; és massa que es conserva gràcies a la sal que ha retingut, però no és pas sal d'aquest món.” Penso que quan el concili de Nicea l'any 321 i concilis successius fixen la fe en dogmes tancats, això va comportar treure-li la sal al missatge de l'Evangeli. La fe se'n va anar al cel i, (segons la meva opinió personal), crec que va perdre aquesta calidesa humana de Jesús en contacte amb les persones, amb les seves inquietuds i les seves necessitats. A Fets 1, 1-11es diu: Què feu mirant al cel? L'Església continua mirant més el “cel”, s'entreté més en normes, lleis o idees d'altres temps, que en el missatge de Jesús per al nostre moment històric, fent del missatge VIDA, no pas història morta.
ResponderEliminarTant de bo que la sinodalitat miri més l'evangeli que els temors de crear incomoditat en què posen pals a les rodes impedint donar llum i vida a la gent del nostre temps. Jesús ho va fer en el seu temps, i per això el van matar. Una abraçada
Quan les persones tenen un paper per exercir, s'involucren més en la seva comunitat parroquial i aquestes relacions donen gran fruit a la vida de tants. Una parròquia sana i impulsada per la missió en què participen tant clergues com laics és una força influent per donar testimoni de la bellesa i el poder de l'Evangeli.
ResponderEliminarPer tant, cal un canvi de mentalitat, passant de veure els laics com a mers col·laboradors del clergat a reconèixer que el clergat i els laics són “corresponsables” del benestar i l'acció de l'Església. És el paper de la jerarquia de l'Església fomentar aquest sentit més profund d'autoritat i coresponsabilitat per part del clergat i dels laics, tenint degudament en compte els rols respectius del clergat i dels laics. Massa sovint, la participació dels fidels laics és vista de forma estreta i limitada.
Fra. Carles Segui OFM
Un amic m'ha enviat el vostre bloc i m'ha fet molta gràcia, el que planteges és el que caldria fer. Però…
ResponderEliminarDe moment, el comú dels catòlics, i les dones més que ningú, no tenen cap participació a la generació de les decisions més importants de la seva Església. Aquestes són obra d'un estament sacerdotal que es tria a si mateix i no se sent obligat a adonar ningú de l'exercici de les seves funcions. Els bisbes i sacerdots són els “elegits” per Déu, però com si Déu no els pogués triar a través de les comunitats.
El que planteges Sr. Rafel, i no sé si ets capellà o religiós, és el que realment hauria de ser a les parròquies. A l'Església Catòlica tot queda lliurat a la bona voluntat dels preveres, els laics difícilment se'ns tenen en compte i si n'hi ha algun que sobresurti de la resta, ho té clar!
Miquel Gual de Montuiri