EL KERIGMA, ¿Y ESO QUE ES?

EL KERIGMA, ¿Y ESO QUE ES?

Hace falta un caminar en la comunidad, un catecumenado, y un acompañamiento que permita a la persona crecer y desarrollarse como cristiano. Hace falta “discipular” a la gente. No fabricar cristianos, ni asistentes a misa…sino verdaderos discípulos.
Y esto sólo se puede hacer creando verdaderas comunidades de fe, donde no sean un número, una estadística de recepción sacramental más, u otra solitaria alma en la anónima misa dominical.
Células, grupos de vida, comunidades neocatecumenales, comunidades de base grupos carismáticos…llámese como se quiera, y cada cual que lo viva según su carisma, con fidelidad a la Iglesia, a la parroquia y a su comunidad.
Creo que los tiros del segundo eslabón perdido van por ahí, por la reconstrucción de las parroquias y las comunidades cristianas desde el trabajo de aprender a ser discípulos en grupos pequeños
Las parroquias dan formación a jóvenes o adultos (Catequesis)) que nunca han pasado por el kerigma, y eso es ineficaz, porque te desgastas intentando formar a gente que, de hecho, no es cristiana.
 Los curas de hoy son heroicos, entregadísimos, cada uno hace el trabajo de cinco... y están agotados, agobiados. No están acostumbrados a tener colaboradores, ni siquiera  algunos lo pretenden entrenar colaboradores, suscitar evangelizados que evangelizan y eso anima a los sacerdotes y aligera su situación.
Tres ideas clave: evangelizar es hacer discípulos
1-               La Iglesia es para evangelizar: esa es su identidad; si hay cosas en una parroquia o comunidad que dificultan que sea evangelizadora, deben quitarse. Tener claro que la identidad es evangelizar ayuda a tomar decisiones difíciles
2-               La misión de la Iglesia es “id y haced discípulos”; para hacer discípulos, se necesitan líderes, que deben ser discipulados.
        3-   Para conseguir líderes y discípulos hay que cambiar estructuras: realizar toda una conversión pastoral. Es posible sólo teniendo clara la identidad de la iglesia.
La herejía del pelagianismo hoy se concreta en la cultura católica del “cumplir”, que es un “cumplir lo mínimo” y pensar que eso salva. Es toda una cultura del minimalismo “que es lo que mata a nuestra iglesia”. Por el contrario la Biblia pide un amor apasionado y desmedido entre Dios y su Esposa, Dios y los hombres: “Yo soy tuyo y tú eres mío”,
Otro problema  es el clericalismo, que define como “la apropiación por parte del clero de lo que es propio de todos los bautizados”, como por ejemplo evangelizar, la llamada universal a la misión y a la santidad.
“El clericalismo aísla al clero y deja inmaduro al laicado” “Un buen padre desea hijos maduros. Y un clero aislado cae con facilidad en la soledad y el abuso de poder, algo que está en la raíz de muchos abusos”.
5 temas de la vida eclesial: a examen
-el culto
-el servicio o ministerio
-la comunidad o fraternidad
-el discipulado
-la evangelización
“Hoy en la mayoría de las parroquias hay un poco de lo primero, algo de lo segundo, casi nada de lo tercero –sustituido por actividades culturales-, absolutamente nada de lo cuarto y nada o casi nada de lo quinto; de hecho, se hacen las cuatro primeras cosas y las llaman a todas evangelización para no hacer evangelización real; en realidad, si llamas evangelización a todo, al final nada lo es
- El culto: “para nosotros el núcleo del culto es la liturgia, lo que Dios hace por nosotros, su entrega eterna del Hijo de Dios al Padre, en el Cenáculo, la Cruz y el Cielo… Pero el culto también debería elevar los corazones hacia Dios, por ejemplo con himnos de alabanza. Si alabamos “sin sentir” a veces es también un buen culto, el mejor, como cuando somos fieles en el matrimonio y actuamos con amor en momentos que no nos apetece…”
-             El ministerio: “significa servir, dentro y fuera de la iglesia, porque el Hijo del Hombre vino a servir, no a ser servido. Todo ministerio interno debería ayudar a salir afuera, ser misional. Una parroquia muy ocupada y que parezca ir bien, si no es misionera, en realidad no es buena, solo hace mantenimiento”.
-             Comunidad: “en griego es koinonía, implica saberse conocido, amado, acompañado por los hermanos”; requiere de grupos pequeños, que se conozcan y apoyen
               Discipulado: “es equipar a los santos –como dice Efesios 4, 9-12; San Pablo dice que se esfuerza por “presentaros a todos maduros-perfectos para Cristo”, no es tanto una perfección absoluta como un alcanzar la madurez, la completitud…
-             Evangelización: “es la proclamación explícita de Jesús… Muchos dicen que evangelizan ‘con su vida’ pero ya Pablo VI explicaba que tarde o temprano el testimonio de vida debe dar paso a la palabra, hay que mencionar a Jesús… no hay evangelización si no se proclama el Nombre, persona, obras de Jesucristo. Sin proclamación explícita no es evangelización. Será, como mucho, pre-evangelización. Lo de “evangeliza sin parar y si es necesario usa palabras” que se atribuye a Francisco de Asís
“Los sueños son lo que inspira a la gente, si tienes un sueño, una visión, la gente te seguirá; si tienes sólo un plan, la falta de unidad en la Iglesia también es un problema de falta de visión”.
La Iglesia es como un campo deportivo donde los laicos son los jugadores, el cura es el entrenador y el mundo es espectador asombrado… El cura cumple la palabra de San Pablo: “equipar a los santos –los creyentes- para el trabajo del ministerio, para edificar el cuerpo de Cristo”.
Por otro lado, el Concilio Vaticano II tornó los papeles en la Iglesia. Desde entonces, el sacerdote, considerado el protagonista de la evangelización, pasa a ser el servidor del Pueblo de Dios, cuya misión es ser luz en medio del mundo. El Papa Francisco lo recuerda en Evangelii gaudium (n.120): “La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización
Rafel Verger


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