Lectio divina del 4 de Febrero 2018 "JESÚS, CURA LA SUEGRA DE PEDRO"
Comentario
dominical: 4 de febrero de 2018
No podemos desligar el evangelio que hemos leído hoy del
que leímos el domingo pasado. Ambos forman un todo teológico progresivo,
que empieza en el lugar de oración del pueblo, la sinagoga, y termina orando
solo en descampado. Allí revive la experiencia de Dios, que le permite hablar y
actuar con autoridad. El paso de la sinagoga a la casa, y después a la calle,
nos dice que Jesús lleva la salvación a todos los lugares en donde se
desarrolla la vida y a todas las personas que
tienen necesidad de liberación. (Fray Marcos).
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (1,29-39)
En aquel tiempo, al salir Jesús
y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y
Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se
acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a
servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos
y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos
enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo
conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al
descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al
encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a
otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he
salido.» Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando
los demonios
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
1.– La suegra de Simón estaba
en casa con fiebre. Este episodio, al comienzo del evangelio, tiene una enorme
importancia. Veamos los verbos que usa: SE
ACERCÓ, LA COGIÓ DE LA MANO, LA LEVANTÓ.
– Se acercó. No se
la llevaron sino que fue Jesús el que se acercó donde ella estaba postrada. La
iniciativa la tiene Jesús. Hay que acercarse a la gente, sobre todo, a la gente
que sufre y lo pasa mal. En la parábola del Samaritano hay dos preguntas muy
diferentes: la del escriba que pregunta: ¿quién es mi prójimo? ¿quién está
cercano a mí? ¿quién se me aproxima? ¿quién se humilla y camina hacia
donde yo estoy sentado? !Que venga donde yo estoy! La pregunta de
Jesús es distinta: ¿quién se hizo prójimo?, ¿quién bajó de su
cabalgadura para recoger y montar en ella al herido? No podemos hacer caridad
humillando a los pobres. No podemos hacer caridad dando cosas sin darnos a nosotros mismos. Cristiano es
aquel que sale por los caminos del mundo diciendo: ¿Quién me necesita?
¿Quién necesita mi persona, mi tiempo , mi cercanía?.
– La cogió de la mano. Eso lo
prohíben las leyes de la pureza legal. Para Jesús, por encima de las leyes está
la persona que necesita sentir la cercanía. A veces olvidamos que existe
la medicina llamada “abrazo-terapia”
el curar a través de los besos y abrazos que damos a la persona que sufre, sin
miedo a contagiarnos.
– La levantó.
También a Pedro lo agarró Jesús cuando se hundía (Mt 14,31) Por suerte hay una
mano a la que agarrarse. Me levanta y me ayuda a caminar. Pedro repetirá el
gesto…”No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo… ponte a caminar”… La
Iglesia está para levantar y poner a la gente en pie, dándole su
dignidad. Si tenemos en cuenta que el verbo que usa es el mismo que emplea para
hablar de la Resurrección, deduciremos que la intención del Evangelista no se
limita a levantar el cuerpo, sino también el alma de tanta gente de
hoy hundida en la fe. Gente que no cree, que no espera nada después de
esta vida. Y se puso a servirles. El
servicio es esencial en el cristianismo. A los ojos de los griegos, el servicio
era algo indigno, propio de esclavos. Un servicio sin amor, esclaviza;
pero un servicio por amor, dignifica a la persona. De hecho Jesús no ha
venido a ser servido sino a servir. (Mt. 20,28).
2.– Se levantó de
madrugada y se puso a orar. La jornada-tipo de
Jesús en Cafarnaúm debería cerrase con las curaciones ante la puerta de
casa. Jesús no considera cumplida su misión porque ha enseñado, curado,
liberado, aliviado las miserias humanas. La soledad y la oración completan su
ministerio. Son parte de su actividad, pertenecen a la agenda de sus
compromisos. Jesús necesita estar a solas con el Padre. De aquella oración
sublime, inefable, de Jesús con el Padre en el silencio de la noche, sólo nos
ha quedado una palabra ABBA.PAPÁ. Es
la respuesta de Jesús al Padre en esa experiencia de cariño y de ternura. Jesús
necesitaba internarse en la noche y abrasarse en esa hoguera del amor infinito.
Por eso cuando Jesús abrazaba, abrasaba con el fuego de su
amor. “Vayamos a
otra parte” “Es el desierto, la soledad, lo que relanza la misión” (J.
Delorme). La oración es fuente de actividad. Quizás llegará un día en
que vendrán a buscarnos precisamente porque oramos. El místico será el hombre
más buscado. Debe ir a otra parte. La oración nos invita a salir a lo
imprevisible, a la sorpresa, a la creatividad. Un hombre que reza descubre
nuevos itinerarios. Dios obra en silencio y mueve la historia con aquellas
fuerzas que se sacan con él en la soledad.
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