FRATERNIDAD DE EMAUS ( CONSTRUYENDO LA COMUNIDAD)


El GRUPO PARROQUIAL- FRATERNIDAD  DE EMAUS, nace como respuesta a la pregunta efectuada por VARIOS LAICOS DE LA PARROQUIA , en el sentido de indagar que sigue después del retiro de Emaús y sobre todo ante la evidencia demostrada, por la experiencia de nuestra iglesia, en el sentido que el hacer un retiro espiritual, por hermoso que sea, no garantiza la permanencia del católico en su compromiso eclesial.

Ante esta situación surgió la idea de conformar un grupo que permitiera a los CAMINANTES DE EMAUS, continuar disfrutando de la hermandad nacida con el retiro y conservando esos principios que movieron sus corazones y que son una vida de SERVICIO y TESTIMONIO.

Así nació la idea de este grupo laico de gran contenido parroquial, en donde la experiencia de reencuentro con nuestra iglesia católica se extiende no solamente con el servicio en los retiros espirituales que se programen a futuro, sino que vuelven al caminante un católico comprometido con su iglesia y su servicio se extiende a la comunidad parroquial y a sus hermanos necesitados.

El movimiento laico de CAMINANTES DE EMAUS, es un grupo de gran compromiso parroquial, en la medida que existe claridad absoluta, que no puede existir un grupo de EMAUS que no tenga su sede en una parroquia, bajo la guía y dirección espiritual de su párroco, quien se convierte en la máxima autoridad del grupo, el cual se integra a trabajar por nuestra iglesia católica en la respectiva parroquia, toda vez que el grupo actúa y se desenvuelve sobre dos principios que son HUMILDAD Y OBEDIENCIA.

De lo anterior se deduce que cada parroquia tiene autonomía, bajo la dirección del párroco respectivo para orientar el crecimiento y formación espiritual de los servidores de Emaús adscritos a su parroquia.
El único requisito para pertenecer al grupo de Emaús, es haber realizado el retiro de EMAUS, el cual se realiza en un fin de semana, iniciando el viernes a las 18.00. y termina el domingo a las 18.00. con la Sagrada Eucaristía de cierre.
Pueden pertenecer a Emaús cualquier persona que lo desee, el único requisito es ser CATOLICO y comprometerse a SERVIR a NUESTRA IGLESIA CATOLICA y a nuestros HERMANOS, bajo dos principios fundamentales HUMILDAD OBEDIENCIA. Humildad, para entender que servimos a Dios nuestro Señor y a nuestros hermanos sin miramientos a condiciones sociales o económicas y obediencia, por cuanto las directivas del grupo y las decisiones de nuestro párroco deben ser acatadas sin cuestionamiento ni condición alguna.

Por la anterior razón en cada parroquia existe un coordinador y una coordinadora, toda vez que los hombres y las mujeres se reúnen en forma separada, sobre todo en aquellas reuniones donde va a existir compartir de vida ya que la esencia de la labor espiritual de EMAUS es TESTIMONIAL.
El retiro de EMAUS se maneja sobre dos modalidades: hombres y mujeres, en el retiro de hombres lo organizan y solo participan hombres y en el de mujeres lo organizan y solo participan mujeres, esto por cuanto en el retiro sale a relucir la esencia TESTIMONIAL de nuestro caminar por Emaús, lo que amerita reserva, seriedad y comprensión y aplicar un principio que es fundamental del retiro y del caminar de EMAUS y es “LO QUE EN EMAUS SE DICE AQUÍ SE QUEDA”, pues existe un compromiso de guardar la discreción y el secreto sobre lo que un hermano comparte de su vida, esto lo llamamos “CONFIDENCIALIDAD”.

Emaús se caracteriza por el amor y entusiasmo con que se manejan las relaciones con nuestros hermanos, es común que nos saludemos de abrazo y que nos expresemos pública y privadamente nuestro afecto y amor fraterno por pertenecer a este camino espiritual.
Un caminante de Emaús, es un católico practicante, comprometido con nuestra iglesia CATOLICA, participa en todas las actividades parroquiales y frecuenta los sacramentos y es común en las reuniones que se practique la ORACION DE INTERCESION que involucra orar por las necesidades de nuestros hermanos. 
En Emaús participan desde campesinos hasta profesionales y empresarios, a quienes el Señor les cambió la vida, colocándolos en este caminar espiritual, dentro de la comunidad y en los actos de comunidad no se usan títulos honoríficos o profesionales, pues nuestro más grande orgullo es llamarnos “HERMANOS”, con la claridad que ser hijos de nuestro Padre Celestial nos hace hermanos en la amor y la fe.

Nuestros grupos de Emaús están formados por todos aquellos hermanos y hermanas que han caminado la experiencia del retiro y ahora se han comprometido a continuar trabajando en este proceso de evangelización a través del compartir y con el inmenso compromiso de hacer crecer esta buena noticia en nuestra región: “JESUCRISTO HA RESUCITADO, EN VERDAD HA RESUCITADO”.
El Retiro de Emaús, basado en el texto de Lucas 24:13-35 donde Jesús se aparece a los dos discípulos en su caminar, ofrece una oportunidad especial para el crecimiento personal y espiritual del asistente, al entablar éste una nueva y profunda relación con Dios. Al mismo tiempo este Retiro ofrece un tiempo para reflexionar y espacio para acercarte a Jesús en la búsqueda de El, y en el posterior reencuentro. Ayuda también a llevar una vida llena de esperanza en un mañana mejor, que redundará si duda alguna en beneficio de toda la familia del participante. El retiro de Emaús guía al asistente a través de una serie de experiencias personales, relacionadas todas ellas con la vida espiritual, emocional y de relaciones interpersonales, por medio de un grupo de laicos que ayudan a salir del Retiro con un sentido renovado de prioridades y propósitos. Pero lo más importante es que la persona que ha vivido el Retiro de Emaús se convierte como un faro que le pide al Espíritu Santo que lo llene con su luz para poder iluminar a otros hermanos, a fin de ayudarles a encontrar el camino de la fe y la verdad. Solamente amando al prójimo en el servicio del Señor seremos libres, pero este servicio lo tenemos que llevar a cabo no sólo con amor, sino también con entrega y con compromiso, dentro de la Comunidad de Emaús, para poder crecer y perseverar en la vida en el Espíritu
. LA COMUNIDAD DE EMAUS La nueva vida que nos trae Jesús no se puede vivir al margen de los demás, sino que tiene que compartirse con otros hermanos en la fe y ser abierta a todos los demás. Por ello la Comunidad de Emaús no se ha establecido únicamente por el simple hecho de poder compartir las experiencias adquiridas durante el Retiro, sino como fórmula de compromiso para servir a Jesús en los demás hermanos, aunque éstos no hayan conocido aún la experiencia de Emaús. Es la única forma de llegar a ser un cristiano auténtico y completo. Dios no quiere salvarnos aisladamente, sino formando un cuerpo; una comunidad que El la llama su Pueblo, donde todos somos colaboradores en la obra salvífica, e interdependientes los unos de los otros.

Este es el objetivo básico de la Comunidad de Emaús, pero formando al mismo tiempo parte de una comunidad mucho más grande: la eclesial. La Iglesia es instrumento de salvación, un medio necesario para hacer presente los méritos y los frutos de la acción salvífica de Cristo Jesús. Así como Jesús fue enviado por el Padre, El mismo envió a los suyos con la misma misión: instaurar el Reino de Dios en este mundo. Y ahora está invitando a todos los que decimos creer y confiar en El con el mismo objetivo. Y entre estos últimos están, indudablemente, aquellos que le han reconocido en su caminar por el Retiro de Emaús. En dicho Retiro de Emaús se da el encuentro de Jesús con el participante. Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, es el nuevo y definitivo Templo donde se encuentran y se unen para siempre la Divinidad con la humanidad. Las personas que han vivido la experiencia de Emaús no deben conformarse con formar parte de su Comunidad únicamente, sino que tienen que integrarse a ese Templo, de lo contrario jamás lograrán la ansiada unión con el Señor. Pero aún y cuando pertenezcamos a la Iglesia y sirvamos en ella, no debemos olvidar que nuestro nacimiento espiritual ha sido en una pequeña comunidad, en la de Emaús, y que esta debe ser nuestra identidad como cristianos. 

Es una comunidad en que todos los participantes han tenido la misma experiencia del Espíritu para poder caminar unidos, movidos y animados por el único Espíritu de Cristo resucitado. La Comunidad de Emaús no es una estructura simplemente, sino un ambiente de fe donde se hace efectiva y palpable la salvación en Jesús. No consiste necesariamente en vivir juntos, pero sí en vivir unidos por el vínculo del amor y por un objetivo común: vivir de acuerdo al Evangelio de Jesús. 

La Comunidad no está integrada por santos y perfectos, sino por personas que están decididas a seguir adelante en su proceso de conversión. 

Pertenecer a la Comunidad de Emaús nunca debe considerarse como una distinción o un premio, sino que es una familia que llega a ser necesaria para todo aquel que haya reconocido a Jesús y que desee crecer en la vida del Espíritu. Pero como parte de una familia, recordemos que no debemos ser egoístas con lo que el Señor nos ha dado, ya que el desarrollo pleno de una persona no se da en la medida de lo que recibe, sino principalmente cuando comparte con otros lo que ha recibido del Señor. Esto es precisamente lo que debe ser la Comunidad de Emaús: el lugar y el ambiente que favorezca la comunión de todos con Dios, por medio de la participación entre todos sus miembros. En la Comunidad de Emaús se abre el corazón y las relaciones allí son más profundas. 

En la Comunidad se recibe y se comparte amor, comprensión, acompañamiento en la fe y corrección fraterna. Se ora por las necesidades personales y se camina en el proceso de la sanación integral de las personas. Por ello el culmen de la evangelización es la integración de estas pequeñas comunidades, donde el amor se hace obvio y se corresponsabilizan unos de otros. La Comunidad de Emaús debe ser el objetivo normal y lógico de una evangelización bien llevada, pero integrada en la Iglesia. Formar el Cuerpo de Cristo no es algo opcional; es un imperativo. CONCLUSION La comunidad cristiana no es producto de una técnica o de una dinámica; es la obra del Espíritu, que jamás se detiene. Por eso, quienes no estén dispuestos a comprometerse en una comunidad, en este caso en la de Emaús, no pueden estar seguros de ser guiados por el Espíritu de Jesús, que siempre conduce a la unidad.
 Si no nos atrevemos a dar el paso de formar en Emaús una verdadera comunidad donde exista la unidad en el Espíritu Santo, sin rivalidades ni competencias, buscando siempre servir antes que ser servidos, jamás experimentaremos la vida en abundancia ofrecida por Jesús. En el encuentro personal con Cristo Jesús que el participante en el Retiro experimenta, debe llevarle necesariamente a un encuentro con sus hermanos en la fe. Quien ama a Jesús, debe amar igualmente a todos los hermanos, incluso aquellos que aún no hayan vivido la experiencia de Emaús. Pues así como nuestro cuerpo, en la unidad, posee muchos miembros, y no desempeñan todos los miembros la misma función, así también nosotros, siendo muchos, no formamos mas que un solo cuerpo en Cristo, siendo los unos para los otros, miembros. Romanos 12:4-5

Comentarios

  1. Som un grup de seglars de la parròquia d'Alcúdia, mos agradaria sebre com podem fer per formar una fraternitat de Emaús en es nostro poble.
    María Antonia Carbonell

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  2. Pace e buoni fratelli, sono molto felice del tuo cammino in Cristo Gesù.
    Saluti da Asis
    Angelo Fontani

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  3. "Emaús es la salvación de nuestra Iglesia católica", fue la expresión que mis oídos escucharon de labios de un reconocido sacerdote de nuestro país (R.D.), y quien en ese momento, hacia el Retiro como caminante, y no como servidor. Llevo 15 de haber tenido esta maravillosa experiencia de fe, y cuando la hice o tuve, ya llevaba yo muchos años de vida comunitaria, en la Comunidad de los Siervos de Cristo Vivo, fundada por el padre Emiliano Tardif. Hice Emaús, sigo en Emaús, y moriré sirviéndole a mi Señor Jesús en Emaús, tan enamorado estoy de Jesús y de Emaús, que he pedido a muchos de mis compañeros de la Hermandad, que el día que yo muera, me vistan con mi polo blanco con la rosa roja en mi pecho, y sobre el corazón, y que nadie ose llorar mi partida, todo lo contrario, que mejor hagan una fiesta, porque se, por fe, que Dios tendrá mucha misericordia para conmigo. Para mi, dos de los grandes frutos que está arrojando esta experiencia kerigmatica de fe a nuestra Iglesia son: que reintegra a la familia, en torno a la figura de Jesucristo y en torno a su Evangelio de amor, y el otro gran fruto, es que es, por lo menos hasta ahora, el movimiento, la comunidad, o la hermandad, o como se le quiera llamar, que ha aglutinado y convertido a la fe, a miles de hombres, soltero, divorciados, o casados, a jóvenes o viejos. No había visto, en mi modesta opinión, un espacio y un instrumento que haya acercado a tantos hombres al redil. Hoy, muchos de esos miles de hombres, le sirven al Señor desinteresadamente, con sus propios testimonios de vida. La Gloria sea dada al Dios que nos a creado a todos!!!

    Para cualquier información, mi nombre es: Augusto L. Sánchez C., y mi correo electrónico es: alsanchezc@gmail.com

    Jesucristo ha resucitado!!!

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