¿ERES DISCIPULO DE EMAÚS?
“A Jesús lo sigo
solo”. “Creo en Dios, pero no en la Iglesia”. “Me arreglo por mi cuenta con el Señor”.
Éstas son algunas de las frases que, con frecuencia, se escuchan en buena parte
de los bautizados. Pero, sin entrar en ninguna cuestión moral acerca
de estas afirmaciones, ¿podemos seguir a Cristo solos? Y más aún: ¿es ésta la
voluntad del Maestro?
Para dar respuestas a los interrogantes
mencionados es bueno recordar uno de los Evangelios inmediatos al domingo de Pascua, Es el de los discípulos de Emaús, ¿se acuerdan?
El apóstol Lucas, en el capítulo 24, nos cuenta que dos hombres, entristecidos,
iban en camino hacia ese pequeño pueblo. Conversaban y discutían sobre la
muerte del Señor. El dolor los tenía, de alguna manera, paralizados
espiritualmente. Tanto que, en medio de ese andar con rumbo pero lleno de
frustración, olvidaron pronto la promesa que el Maestro había hecho respecto de
que iba a resucitar al tercer día. Y así cuando el mismo Jesús se les cruzó en
su ruta y les preguntó qué comentaban, uno de ellos, Cleofás, con el semblante
triste, le dijo: “¡Tú eres el único forastero que ignora lo que pasó en estos
días!” (Lc 24. 18).
Es
fascinante meditar cuál pudo haber sido la reacción de Jesús en ese momento. Y
cómo, seguramente, habrá revivido varios momentos de su vida pública en los que
los discípulos –como nosotros hoy- mostraron su dureza para creer en Él.
Pero, no obstante, es hermoso pensar la insistencia y la perseverancia que tuvo
–y tiene- Jesús para abrazarnos con su Amor. De esa manera, como Buen Pastor
que es, y que no abandona ni a una sola de sus ovejas, se puso en camino con
los discípulos hacia Emaús para explicarles las Escrituras y todo lo que había
acontecido en los últimos días. Hablaba con tanta autoridad, que cuando estaban
ya cerca del pueblo, sus acompañantes le pidieron: “Quédate con nosotros,
porque ya es tarde y el día se acaba” (Lc 24. 29). Y estas palabras dan cuenta
que, sin dudas, el Maestro anduvo un largo recorrido con ellos.
“Estando
a la mesa”
Jesús, pese a que debía seguir su camino,
acepta la invitación de los discípulos. Y se queda con ellos. Y no es difícil
imaginar que, probablemente, había otras personas en el sitio al que se
dirigieron para cenar y pasar la noche. Es decir, ya no estaban solos sino que
se encontraban en medio de la comunidad. Y es allí, precisamente, donde
Jesús “estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se los dio. Entonces los
ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había
desaparecido de su vista. Y se decían: ‘¿no ardía acaso nuestro corazón,
mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras’?” (Lc 24. 30,
32).
El pasaje es maravilloso. Y da, con claridad,
respuesta a nuestros interrogantes iniciales. Por supuesto que con Jesús
es importante tener una relación personal –que se hace fecunda
en el trato de amistad con Él, es decir, en la oración-, pero se lo debe seguir en comunidad. Es
en ella, donde los cristianos reconocemos a Jesús en la Eucaristía
A Cristo se lo sigue en la Iglesia. Así lo
quiere Él.
Y
es fundamental saber que -pese a los aciertos y desaciertos
de los hombres que la conformaron y la conformamos- es en la
Iglesia donde el Señor se manifiesta sacramentalmente por medio de la
Eucaristía.
La Iglesia vive de la Eucaristía. No podemos vivir nuestra fe sin la comunidad,
sin la Iglesia. Todos formamos una familia, somos la familia de Jesús!!
Y cómo colaborar? Nos pasa con
nuestra parroquia exactamente lo mismo que nos pasa en casa, con nuestra
familia… Como están ahí y no nos faltan, no le damos mérito a todo lo que
tenemos en ella.
En una parroquia fuimos bautizados y, por
eso, pertenecemos a la familia de los hijos de Dios. Somos hermanos entre
nosotros por el bautismo, hijos de un mismo Padre. A continuación te vamos decir
cosas muy sencillas para sentirte un poco más familia, un poco más parroquia.
Igual te suena raro, pero la historia de Dios con los hombres es una historia
de amor. Por eso, cuanto más conocemos, más queremos conocer. Es algo tan
grande…
1.º
¿Conoces la historia de tu parroquia? ¿Cuándo se construyó? ¿Quién la
construyó? ¿Su historia? ¿Los primeros sacerdotes? ¿Los primeros catequistas?
El primer bautizo, la primera boda… Hay mucha historia por descubrir y tú
formas parte de esa historia. La parroquia nos acompaña en los momentos más
importantes y también más cotidianos de nuestra vida.
2.º
¿Conoces cuántos grupos hay? Niños, jóvenes y adultos tienen, al menos, una
hora semanal en la parroquia, y van conociendo cada día mejor a Jesucristo.
Forman su fe porque hoy es más necesario que nunca dar razón de nuestra
esperanza. ¿Por qué creo? ¿Para qué creo?
3.º
Quizá, acaso, perteneces a una parroquia muy pequeña, pero esto sirve para una
gran parroquia y, también, para una que no lo es tanto.
4.º Y todo esto, ¿para qué? A lo mejor tú
puedes colaborar en alguna actividad en tu parroquia. Puedes dar catequesis,
visitar a personas mayores, recibir también catequesis y profundizar en la fe…
5.
º Quizá eso de sentarte en una reunión no va contigo. Hoy, por ejemplo, hay
templos que, desgraciadamente, no se pueden abrir. Los sacerdotes no pueden
llegar a todo, y es importante que haya templos abiertos donde poder rezar,
donde encontrarse diariamente en silencio y orar… Tú podrías ofrecerte para
estar pendiente del templo y de sus visitantes una hora al día, o a la semana,
o cuando puedas. Será un gran y valioso servicio.
6.
º ¿Rezar? Fíjate qué importante. Rezar
por tu parroquia, por los niños que van a recibir la primera comunión este año;
los jóvenes que recibirán el sacramento de la confirmación; los que se van a
casar; o por los que han fallecido… Rezar para que la parroquia sea en medio de
tu barrio o de tu pueblo un lugar de puertas abiertas, un lugar de misericordia
y de esperanza.
7.º
Colaboradores voluntarios de Cáritas, de Proyecto Encuentro. Etc.… ¡Hay tanto
por hacer! ¡Tanta necesidad material y espiritual! ¡Tanta falta de consuelo y
de esperanza! La mayor de las virtudes es la caridad. En nuestra parroquia
tenemos que vivir con fortaleza en la fe, con seguridad en la esperanza y con
constancia en el amor. Hacer de la parroquia un lugar cercano, cálido… Una
parroquia de puertas abiertas.
8.
º Igual que en nuestras casas, también la casa de nuestra familia en la fe
tiene unos gastos mensuales: luz, agua, teléfono, limpieza de salas de
catequesis, calefacción… Quizá se necesita alguna reforma: tejados, u otras
obras de mantenimiento. ¿Te has interesado alguna vez por esta cuestión? También
es nuestra casa y las necesidades de nuestra familia.
9.
º En el tema económico también puedes ayudar. Con mucho o con poco.
Esporádicamente o mensualmente, trimestralmente, semestralmente o anualmente.
Además, ahora es una gran oportunidad, porque desde enero de 2016 los donativos
a cualquier institución, asociación u ong van a desgravar más por ley; esto mismo se
aplica, por supuesto, a las donaciones que realices a la parroquia y a la
diócesis.
¿Quieres participar? Acude a tú parroquia!!
Un article molt bo és el que fa falta a la parròquia moltes parròquies és el que hauríem d'aconseguir, crear comunitats de base i així s'enriqueix la parròquia.
ResponderEliminarCarlos
Escelente reflexió i molt aclaridora el concepte de comunitat
ResponderEliminarA. Burguera
Estupenda reflexió tant de bo arribés a moltes comunitats parroquials
ResponderEliminarPep de Sant Joan
Tot l'exposat està molt bé, però que passa si en tu comunitat parroquial el prevere no té consell parroquial, no es pot fer res perquè ell no està a la parròquia (no viu a la mateixa) els joves brillen per la seva absència i és gent molt gran?
ResponderEliminarMolts sacerdots volen ser l'home orquestra i això de la participació comunitària en molts llocs és un conte, perquè el capellans no a els interessa. Ells són els que manen i els altres cal ballar al so que diuen ells.
Un catequista avorrit
UNA GRAN LECCION
ResponderEliminarFür viele Priester ist es schwierig, die Lektion anzuwenden0
ResponderEliminarExcel•lent reflexió. Una pregunta esteu en més parròquies o només a la Vileta?
ResponderEliminarJoan Carles
Us vinc seguint des de fa ja més d'un any i crec que la vostra missió seria molt enriquidora si poguéssiu compartir amb altres parròquies, sóc un catequista de la part forana de Mallorca especialment del Port de Sóller, com podríem formar part de la vostra fraternitat?
ResponderEliminarM. Carbonell
Estimada Fraternitat d'Emaús de la parròquia de la Vileta, us vinc seguint i m'encanta la vostra tasca tant espiritual com humana. Conec al P. julio Un gran sacerdot molt dinamic amb un gran carisma, sacerdots així fan falta a les parròquies que sàpiguen empènyer a joves i adults a l'empresa de l'evangelització.
ResponderEliminarHi ha moltes parròquies adormides amb el pas del temps i cal noves iniciatives.
Mn J. B.