La oración abre caminos de comunión
El Señor no nos llama a una
espiritualidad individualista, sino a vivir como miembros de una comunidad, en
un clima de alegría y de agradecimiento. “La nueva evangelización, como la de
siempre, será eficaz si sabe proclamar desde los tejados lo que ha vivido en la
intimidad con el Señor”
El cristianismo es, ante todo,
una aventura comunitaria, no una travesía solitaria. La iglesia es la comunión
de comunidades que viven su fe a partir de la experiencia del movimiento de
Jesús como grupo de iguales, vinculados en solidaridad y transparencia los unos
a los otros 1Cor 12,14-30. “Quiso el
Señor santificar a los hombres no aisladamente y separados entre sí sino
formando un pueblo que le conociera en la verdad y le sirviera santamente”
Cuanto más se vive una oración
humilde, más se es conducido a amar y expresarlo con la vida.
Dios es Espíritu. Nos habla, sobre
todo a través de intuiciones silenciosas. Estar en una presencia en una apacible
silencio, ya es orar. A veces, un simple suspiro puede ser oración. El silencio
parece nada. Sin embargo, en él el Espíritu Santo puede darnos acoger la alegría
de Dios.
Basta el simple deseo de acoger
su amor y, poco a poco, en nosotros se enciende una llama. Alentada por el Espíritu
Santo, esta llama de amor puede ser muy frágil. Sin embargo, quema.
Mi Cristo Jesús, no te oculto nada de mi corazón..
.Cuando mi ser interior siente el vacío, en mí queda la sed de tu presencia, El
deseo de acoger su Espíritu Santo, ya es buscarlo.
En tu humilde oración, díselo todo, hasta lo indecible
No lo olvides: Dios se ocupa de lo que te preocupa. Oh alma quien allanara para
ti el sendero que conduce a las fuentes? Allí crecen las fuerzas vivas del riesgo, ¡confía
en El!
Cuanta sed tengo mi Señor,
pero tú eres más grande que mi corazón. Calma tú mi Señor esta amargura conque
anda mi sed. Cuando la oración se hace palabra, ésta puede ser pobre y torpe,
en la oración a solas el lenguaje poco importa, a aunque solo tuvieras una sola
palabra, ésta puede abrirte un camino.
Pronunciar solo tú nombre
Jesús, ya colma los vacíos de mi corazón. La confianza en Dios, la fe, es una
realidad muy sencilla, tan sencilla que todos pueden alcanzarla. Mi pasado está
enterrado en el Corazón de Cristo y de mi futuro Dios ya se ocupará.
Amor de todo amor, tú lo
sabes, por ti y por tu evangelio llegaría a dar mi vida. El cristiano no puede
permanecer en la retaguardia de la humanidad, su lugar está en primera línea.
Dios nos llama a transformar el mundo, con profunda humildad, hay que empezar
por uno mismo; dejar a Cristo Resucitado cambiar nuestro corazón, dejemos que
el Espíritu Santo nos lleve mar adentro para avanzar hacia el futuro.
¡Alegrémonos de la sed que Dios ha depositado en nosotros! Esta sed nos impulsa nuestra vida, sed de
agua Viva, esta “agua es gratuita” es
agua que brota del corazón de Dios, es agua Eterna, Dichosa el alma que ansía
la sed de esa agua.
Torrentes de agua viva correrán
por sus venas, “gemidos inefables” surgirán de sus entrañas, cual dulzura serán
estos gemidos que envuelven en la profundidad del Amor. Amor escondido entre
fibras del alma ansiosa, de fundirse en
tan suave liquido capaz de emerger en Vida Eterna.
¿Cómo encontrar la sencillez
para vivir el Evangelio? Una palabra de Cristo nos lo aclara “Dejad que los
niños vengan a Mí” Las realidades de Dios se parecen a quienes son como ellos,
los niños. Nosotros pedimos a Dios, haznos seres humildes, danos una gran
sencillez en nuestra oración, en las relaciones humanas, en la acogida,
etc. Pero el mismo Dios que es Amor, nos
llama a la comunión, nos llama a avanzar juntos sin separarnos los unos de los
otros, hay que despertar al espíritu de comunión. COMUNIÓN es uno de los
nombres más hermosos que tiene la Iglesia, la Iglesia existe para la comunión,
para la fraternidad, para la sencillez y solo así llegan a abrirse las puertas
de la santidad.
En el Evangelio, se nos ofrece
descubrir esta realidad tan asombrosa: Dios no crea ni el miedo, ni la
inquietud, Dios no puede sino darnos su amor. Por la presencia de su Espíritu
Santo, Dios viene a transfigurar nuestros corazones, y en nuestra oración
sencilla podemos presentir que nunca estamos solos, el Espíritu Santo nos
sostiene en comunión con Dios, no solo en ese rato de “oración” sino hasta la
vida que no tiene fin. Yo diría que el milagro de la “oración es “amar a Cristo
sin verle, y hablar con él con palabras que solo el silencio comprende.
Experimentar esto es
maravilloso.
El silencio contemplativo nos
hace vivenciar que Dios es siempre otra cosa, por eso hemos sentido una fuerte
llamada a agrandar el corazón para darnos por completo, sin medida, porque él
siempre se está desbordando. Ojalá esta experiencia nos haga mejores
«discípulos misioneros de Emaús» porque todavía hay muchísima gente que no
conoce a Jesucristo.
R. Verger
M'ha encantat aquesta reflexió, ho comparteixo sóc una monja contemplativa de Lerma, salutacions fraternals a tota la comunitat d'Emaús
ResponderEliminarSor Ines
Y sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que es remunerador de los que le buscan.
ResponderEliminarHebreos 11:6 –
Hola a todos, La espiritualidad es la etapa final del desarrollo de la conciencia humana, y se realiza a través de alguna forma de meditación no-Ego. Esto significa que a través de la meditación, persona se entrega a la guía del Alma y otras conciencias espirituales. Te deseo lo mejor
ResponderEliminarCarlos - Mallorca