Vida en comunidad, ¿qué eliges?


LA TRINIDAD ES COMUNIDAD

 “Sólo un discípulo puede hacer un discípulo.” No podemos hacer lo que no somos. Tengo que tener una fe concreta en mi vida que se pueda imitar.

El mandato dice “Id... a todas las naciones y haced discípulos míos” Mateo 28:19-20.  Si no estamos yendo más allá de donde estamos cómodos, no estamos haciendo discípulos. Estamos tomando las palabras de Jesús como una sugerencia, que no necesariamente tiene que ser obedecida.

Estamos a acostumbrados a hacer una evangelización para los ya evangelizados, charlas, conferencias, retiros, y otros actos de piedad.  Los de “afuera” rara vez vienen a pedir un sacramento, y si lo hacen es: por costumbre, para quedar bien con los abuelos, etc. Pero ¿llegamos a los alejados?  ¿Estamos haciendo discípulos?  Creo que nos hemos relajado, podemos hacer muchas reuniones con bombo y platillo, pero el resultado siempre es el mismo, “papel mojado como se dice vulgarmente”. Estamos dejando de lado las palabras de Jesús y eligiendo nuestras actividades preferidas.

Hemos creído que hacer discípulos es  una vocación; ser curas, monjas, o religiosos, los demás los seglares,  tienen que ser sumisos y obedientes a las directrices que nos marquen estos tres últimos,  a mi modo de entender se ha replegado que el hacer discípulos se queda reducido a que los seglares tienen que organizarse en instituciones laicales, movimientos, institutos de religiosos, etc. Y estas instituciones cada una van trabajando por engordar sus filas.

¿Pero qué queda de las comunidades parroquiales? A mi modo de ver son sucursales de sacramentos, y actos sociales (bodas, entierros, etc.) algunos irán y formaran el “grupo de los más allegados al párroco” estos con él irán organizando actividades, catequesis, club de Esplay, y otros… de esta forma ya tenemos la parroquia organizada.  Pero ¿es la parroquia la comunidad de discípulos? O más bien es un tener a los creyentes entretenidos…

“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. 2 Timoteo 2, 1-13

Aquí se muestra claramente la estrategia de multiplicación para hacer discípulos. Pablo invertía su vida en “su hijo” espiritual: Timoteo. Le encargó a Timoteo buscar personas fieles con la capacidad de enseñar a otros y que pudieran a su vez multiplicar sus vidas espirituales en otros,   todos recibimos el evangelio a través de alguien, pocos entran a la comunidad parroquial por pura atracción, los que lo hacen es: tengo amigos allí, voy al grupo de mi mujer, pero siempre arrastrados por alguien.

Administramos sacramentos; bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, etc. Y que pasa luego una vez que han recibido el sacramento?  ¿Quién va a ayudar a crecer a estos nuevos convertidos? De lógica no lo puede hacer el párroco porque está en mil cosas, las religiosas ya son mayores, ¿pero quién ayuda a estas personas a crecer espiritualmente? ¿Hay en la parroquia creyentes de acogida, de acompañar a los nuevos hermanos? ¿Dónde esta este nuevo Ministerio? Otra desventaja de esta tragedia es que todo dependa de una sola persona, el párroco o el diacono.

Lamentablemente vivimos nuestra fe muy aislados de la comunidad, Nadie crece por la ayuda de un solo obrero (párroco o diacono) “unos plantan, otros riegan y otros recogen,  pero Dios es quien da el crecimiento. Pero, ¿qué está pasando en muchos barrios o pueblos? Tenemos que cerrar parroquias, hacer unidades de pastoral, unificar, ¡porque el cura no puede hacerlo todo!. Hemos de pensar que el párroco es un servidor de la comunidad, y el diacono es un ayudante para otros sacramentos, pero ¿Qué pasa con los demás creyentes? Claro, estamos acostumbrados que es el cura “hombre orquesta” el que lo hace todo, y que si no se hace nada no pasa nada, ¿verdad?

¿Por qué no funciona? No funciona  por la imperfección de los creyentes en su condición humana y la realidad de que no todos los creyentes tienen la madurez para poder hacer discípulos. Para poder funcionar, la idea es  matemática, se necesita que cada persona se reproduzca espiritualmente (ayudar a otro a venir a la comunidad). Y luego tiene que hacerlo atractivo, empezar por la amistad, y el propio discipulado de uno mismo,   ninguna persona tiene todos los dones necesarios para poder llevar a otro a la madurez. Dios propuso que fuera un proceso donde cada hermano colabore en este proceso. Así que cuando hablamos del discipulado, hace falta la participación de todos.

Es importante establecer comenzando por grupos pequeños el sistema de “células parroquiales” donde se ora, se comparte la lectio divina, y la oración de intercesión. Sobre todo el método de la “silla vacía” reunión de una célula, se puede hacer por las casas, o en los salones parroquiales, etc. Siempre con grupos pequeños. Que estos irán creciendo a medida que vayan entrando a formar la célula, ésta cuando haya crecido se abre otra célula con un líder para la misma, (siguiendo el método de la Fraternidad de Emaús).

Después de varias reuniones sobre todo con gente alejada de la comunidad parroquial, se les va invitando a asistir a las catequesis, para la recepción de los sacramentos. Todo en un ambiente de familiaridad y compañerismo, donde todos se vean involucrados en la vida de la célula. Recordad que el Espíritu Santo es el encargado de la reunión. Estemos  atentos a Él y dispuestos a cambiar el orden o contenido de la reunión. A medida que hagamos una reunión de este tipo,  resultará cada vez más sencillo.

Siempre podemos compartir desde nuestra experiencia,  no debemos de hacer un seguimiento si no tenemos un buen testimonio espiritual y una experiencia personal acerca de nuestra vida en Cristo. Se puede leer el evangelio del domingo siguiente, recuerda que el Espíritu Santo puede usar una sola frase de su Palabra para ayudar a alguien a crecer.

Tarea del líder

- El propósito no es discutir con otra persona sino compartir su encuentro personal con Jesús

- Comparta sobre Jesús y no sobre las diferencias entre iglesias o de doctrina

- - En el caso de que  haya dificultades para llegar a un acuerdo, consultar con el  líder del grupo o con el párroco.

- El líder o servidor no es el hermano o hermana que se propone como el profesor de religión, ni tiene que hacer una catedra de sus esquemas, tan solo es el que “sirve y coordina” éste siempre con el visto bueno del párroco.

-El líder, no puede organizar nada por su cuenta sin anunciarlo primero al Coordinador y éste al párroco para su aprobación. Todos formamos un equipo y hay que saber compartir.

- Tener cada cierto tiempo una reunión con todos los líderes, los Coordinadores de la Fraternidad y el párroco para hacer un balance de todos los componentes de este ministerio.

- Ser dóciles al criterio del párroco como responsable de la comunidad parroquial,  o de las autoridades de la Iglesia.

- Ir haciendo ágapes, encuentros para confraternizar.

Hemos de pasar del concepto de una comunidad pasiva de simple espectadores para recibir las dádivas del Reino de Dios, sino en ser portadores de este Reino de Dios, se trata de ir repartiendo tareas comunitarias, hay que poner a trabajar a los “obreros de la viña”  porque si no, se cansaran de no hacer nada y se aburrirán y se marcharan. Entonces serán pasto de los “lobos” que el mismo Jesús nos advertía.  No es decir; no siento la llamada de Dios… ¿Acaso Dios no te lo ha dicho ya? “ID y haced discípulos míos” este llamado es para todos, todo el Pueblo de Dios

Tampoco tenemos que tener un grupo muy activo que pueden tener muy buenas disposiciones que incluso dan lo que no tienen, su tiempo, su vida, y se roban así mismo el tiempo para sus familias, etc. Todo es para una buena causa, porque duplican o triplican sus esfuerzos pero que a la larga necesitan pararse, porque están agobiados de no poder responder como quisieran. Temen que lo mejor que puedan dar nunca sea suficiente. Entonces vienen las críticas de culpar a los otros por no ayudar, porque “me encuentro solo” entra ahora el “victimismo” la desidia y la dejadez espiritual.

Nuestras vidas no deben llamar la atención porque nos levantamos a las seis para orar o por cuánto  estemos en la iglesia,  ¡la gente debe ver a Cristo, en ti!.

Los discípulos fueron elegidos para estar con Jesús y al final la gente se daba cuenta de que ellos estaban con Jesús. Su manera de hablar, actuar, orar y sanar era idéntica. Los que conocían al Maestro podían ver fácilmente las mismas características en sus seguidores. Era simple pero profundo. Ser un discípulo no es un curso o una materia teológica sino, nada más ni nada menos, que una relación con El Señor  que nos cambia y nos transforma más a Su imagen y semejanza.

“En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre” Juan 14:12

De esta forma creo yo que deberíamos de reconducir nuestras comunidades para reconvertirlas en la casa de Nazaret, la Casa de la Sagrada Familia. Donde las tres personas José, María y el Niño, sean los protagonistas de esta historia de Salvación.

Rafael Verger


Comentarios

  1. Vaya reflexión más acertada, y más por la situación en que vivimos en nuestras parroquias, yo también estoy de acuerdo con lo que planteas, es el ideal de cualquier comunidad parroquial. Gracias por ir despertando se ve que en la Vileta sois pioneros en este camino, ojalá pronto podamos estar juntos en fraternidad.

    P. Monserrat O.P.

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  2. En un a el comentari anterior es una visio crua pero molt real del que pasas a moltissimes parroquies, un laic compromes en l' evangelizacio 'es difícil de trobar, molts están en moviments laicals i com días "escombren" per engreixar les seves files i no vull anomanar....
    Aquesta carisma 'es "revolucionario" perqué obre noves formes en les parroquies d' enfocar la vida de la comunitat, esterieu disposats a amar a les parroquies i compartir aquesta visio?
    Seria molt aprofitosa pero molts de capellans i pastoral de la parroquia.

    Mn de Poble

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    1. Sou un exemple a seguirper molts grups parroquials. Ens quedem tancats en el nostre cercle de seguratat i lo que hem de fer és sortir a buscar més gent per fer el camí amb ells

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  3. Ves per on jo penso igual que tu, però anar a les perifèries existencials és molt difícil, perquè la gent està desencantada de l'església, ho veuen com un negoci, els Bisbes viuen a palaus, els capellans com a reis i les monges igual. Quin exemple es dóna si et pregunten?
    Ana Saez
    Terrassa

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