LA MISERICORDIA DE DIOS Y NUESTRA RESPUESTA

Voy a empezar esta reflexión y os voy a pedir si sabéis lo que son  las sales de frutas? Que hace cuando la ponemos en el agua..? Pues si burbujea es señal que se disuelve no? Pues así quiero que hagáis vosotros con lo que os expongo. Dejar que actué en vuestro interior y  para que el Verbo se revele a vuestra mente.

Hablar de la misericordia de Dios nos podríamos pasar horas y cada uno podría contar las obras buenas con que fue bendecido por el Señor, pero yo voy a deciros lo que veo,  o lo que el Señor ha movido en mi alma  para amarle,  y que a pesar de todo reconozco  mi pecado,  pues éste está  presente en mi vida  y caigo en el mal que aborrezco,   pero acudo a El agarrándome a su Poder Misericordioso y confiando en su perdón. (La confesión sacramental)

Pero cuidado!! No hay “perdón sin arrepentimiento” o dolor de haber ofendido a Dios. La confesión, no es ir al confesor y sacar una lista de “pecados” si no hay dolor en el alma, la confesión ante el sacerdote es a mi modo de ver, “un tranquilizar la propia conciencia” algo muy tibio.  Y la “gracia” de Dios no puede actuar, porque el alma no ha abierto verdaderamente la puerta del arrepentimiento. Esta a mi modo de ver a veces parece un simple acto que  hacemos sin saber lo que realmente hacemos. ¿Cuántas veces recibimos el cuerpo de Cristo indignamente?

1.-Quien comiere este pan o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor, porque quien le come y bebe indignamente se traga y bebe su propia condenación. I Cor 11, 27-29.

2.- Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien comiere de este pan, vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi misma carne para la vida del mundo. Jn 6, 51-52

3.- Si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre no tendréis vida en nosotros. Jn 6, 54.

Por lo tanto, si no comemos ni bebemos el cuerpo de Cristo, que es prenda de salvación,  la Vida eterna NO mora en nosotros, El no vive dentro de mí, cuando seamos juzgados por Dios en el último día,  el rostro del hijo, no se verá reflejado en nuestro ser.

¿Pero de qué vino Jesús a salvarnos? ¿A caso Jesús quería fundar una ONG? Pues NO.

La segunda Persona de la trinidad, se hizo hombre, para (¿Qué?  -Para restituir la gracia perdida que es la Vida Eterna junto al Padre.
El fruto del pecado, es la muerte. El cargo con los pecados del hombre del pasado, del presente y del futuro. El que es sin pecado, se hizo “pecado” por eso cuando está en la cruz decía; “Dios mío, porque me has abandonado” porque en su cuerpo mortal llevaba los pecados de toda la humanidad, los míos y los tuyos como también el pecado del último hombre que exista en la tierra al final de los tiempos.

El pecado, nos avergüenza, lo escondemos, e incluso lo auto/defendemos,  buscamos razones para justificarlo, cuando así obramos el otro espíritu que No proviene de Dios  nos seduce,  para que lo que  es pecado, no lo sea o quizás es algo natural, he nacido así, no lo puedo remediar, es un defecto, etc, etc. Muchas razones verdad? Nos  auto justificamos a nosotros mismos para hacer callar nuestra conciencia.

¿Cuál es el precio del pecado?
Si el precio del pecado es la muerte, El tenía que morir “como Cordero llevado al matadero”. Solo así era factible la redención del hombre.
Jesús, tenía que ser tentado por Satanás, como a cualquier hombre normal, tenía que pasar hambre y sed,  tuvo que sufrir como cualquier ser viviente para gustar en su carne la debilidad humana.
Se hizo igual a nosotros, menos en el pecado. Pareciendo así que Satanás hubiera triunfado en la batalla, (Cristo en la cruz, muere abandonado por sus amigos, como un criminal) etc.
Satanás  es un ángel caído, posee inteligencia y más sabiduría que los hombres, pero Dios es Dios. Es el diablo inferior a Dios ya que es una criatura creada por él. El príncipe de este mundo al cual su trono es la muerte, para él y sus ángeles caídos, es el tormento para toda la eternidad.

¿Qué es el tormento? ¿Es fuego? ¿Qué es la otra cara del Amor? ¿Odio, desesperación, angustia, etc.?Cuando estamos lejos de la persona que amamos, ¿no sentimos algo parecido? ¿Cómo nos sentimos en este estado?

El tormento, es un estado. La eternidad no es un lugar físico como lo conocemos nosotros, es algo que la Escritura  nos dice; “Ni ojo humano vio lo que Dios tiene preparado” 1 Corintios 2:9. Refiriéndose al Reino de los Cielos, pero de igual modo está la otra cara de la moneda, el lugar reservado para los hijos de la perdición.
Dios no quiere la perdición de nadie, por esto manda al Hijo, por amor. Dios respeta la libertad del hombre, pues lo creo “libre” como a sus ángeles. Pero el mal uso de nuestra libertad al ofenderle a él por causa de las consecuencias del pecado, nos hace merecedores del mismo fin. Estar separados de la visión beatifica del rostro de Dios para siempre.

La vida del hombre es breve y es mucho lo que está en juego, la eternidad. Si no existe Dios, ni cielo ni nada, Nada hemos perdido. Pero si existe cuando la muerte nos visite, habremos ganado!!    
El Eterno, el Unigénito del Padre, el Verbo, al hacerse hombre y morir en la cruz como un malhechor, un hombre derrotado, éste  así  podría Resucitar por el Poder de Dios ya que la Gloria le pertenecía desde antes de la creación.

Os propongo ahora ver dos evangelios distintos y muy semejantes al mismo tiempo
Mateo 20:30-34
“Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y la gente les reprendió para que callasen; pero ellos clamaban más, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron”
¿Cuántas veces nosotros somos como los ciegos? Estamos al lado del camino viendo pasar los años, repitiendo lo mismo, pasa Jesús con el cortejo de gente que le sigue y nosotros seguimos al lado del camino.

Estamos tan cómodos, que solo vemos pasar la “procesión” sin implicarnos, sin gritar “auxilio” pero Dios tiene paciencia y espera y vuelve a pasar año tras año. ¡cuidado tiene un fin!!
Para entender lo que es misericordia, empezaremos en Lucas 10:30-37. Ahí, Jesús usa una parábola para responder una pregunta de un abogado sobre quién es su prójimo.

Lucas 10:30-37
“Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamelo; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.”

"La misericordia de Dios es lo que hace que se cumpla la verdadera justicia"

“La justicia (o misericordia)  puede triunfar, sólo si el culpable reconoce el mal hecho y deja de hacerlo, y aquel que era injusto se hace justo, porque es perdonado y ayudado a encontrar el camino del bien. Y aquí está justamente el perdón, la misericordia”, con estas palabras el Papa Francisco explicó la profunda relación que existe entre misericordia y justicia.

La justicia de Dios es, retribuir al pobre su dignidad como persona y darle su bendición. Ósea amarlo y curarlo en el fondo de su alma.

¿Qué son las obras de misericordia?
Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios.
Catecismo de la Iglesia Católica, 2447

Obras de misericordia corporales:
1) Visitar a los enfermos
2) Dar de comer al hambriento
3) Dar de beber al sediento
4) Dar posada al peregrino
5) Vestir al desnudo
6) Visitar a los presos
7) Enterrar a los difuntos


Obras de misericordia espirituales:
1) Enseñar al que no sabe
2) Dar buen consejo al que lo necesita
3) Corregir al que se equivoca
4) Perdonar al que nos ofende
5) Consolar al triste
6) Sufrir con paciencia los defectos del prójimo
7) Rezar a Dios por los vivos y por los difuntos.


Llevar a Cristo y su mensaje en las obras de Misericordia ¿Cómo=?
Eclesiastes_12:14: «Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala».

¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?”“Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”.

¡El mundo creerá en Dios cuando sea tocado con el poder de la misericordia

¿Quiénes son los que verán a Dios? Y la respuesta siempre es clara; “los que han sido justos”. Dice el profeta Isaías: “El que anda en justicia y habla con rectitud; rehúsa ganancias fraudulentas, se sacude la palma de la mano para no aceptar soborno…..Ese morará en las alturas, subirá a refugiarse en la fortaleza de las rocas, se le dará su pan y tendrá el agua segura”. (Isaías 33, 15-16)

El Padre Pio decía; Señor, mi pasado a tú misericordia,  (tiene un nombre que es arrepentimiento, es el sacramento de la confesión) mi futuro a tú Providencia. Mi presente a tú Amor (es la eucaristía) que es lo que fomenta al amor.

Esto ya es el Reino de los cielos aquí en la tierra.

Hay que evangelizar, hay redes faltan pescadores!! Hay que estar muy unidos al Señor, oración, ayuno y vida sacramental.
No solo hablar a los creyentes, hablar o mejor dar testimonio de lo que Dios ha hecho contigo. (Hay otras ovejas que no son del rebaño, dice ovejas,  no cabritos) las ovejas escuchan la voz de Pastor (Jesús) pero quienes son los cabritos? Pues son los que se sienten seguros en su religiosidad, de los que están cómodos en sus prácticas religiosas, etc. Los fariseos, los del primer siglo y los del siglo XXI. Mateo 23:27 (sepulcros blanqueados)

Miremos Marcos, 1, 29-39.
La gente tiene hambre de Dios, pero no hay quien les hable de él, pero para hablar de él, hay que estar muy unidos al Señor, quien quiera que quiera ser “misionero del Señor” hay que ser almas de mucha oración como al ejemplo del Maestro, no es hablar de sabidurías humanas, sino la viva unión con el Señor. Es importante revisar bien el Magisterio de la iglesia, el Catecismo de la Iglesia Católica, hay que estudiar, escudriñar. Hay que estar en comunión con la Iglesia nuestra Madre.

Jesús es la Luz del mundo. En Marcos 6, 45-52
El Maestro se retiraba para orar solo. Nosotros necesitamos la soledad para estar con el Señor y pedirle su Espíritu Santo, es una gran enseñanza, Jesús está solo. Hay que ser dóciles al Espíritu y así nos fortaleceremos de la armadura de Dios. Hay que acudir al sacramento de la Reconciliación, para ser dignos de recibir el cuerpo de Cristo. Es prenda o alimento para la Vida Eterna.

“El Amor no es Amado” decía San Francisco de Asís y cuando lo descubrió decía “Mi Dios y mi todo”

Hay que acudir a la Madre de Dios para que ella nos guie hacía Jesús, hay que amar a la madre de Jesús, como a la madre nuestra, ella nos fue dada por el Señor como Madre de la Iglesia y madre nuestra.

Rafael Verger

Laico Franciscano

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