PADRE NUESTRO...






El cristiano, aunque rece solo, lleva en su corazón a personas y situaciones concretas, los problemas y dolores de quienes están al lado. Si uno no se da cuenta de la gente que sufre a su lado significa que su corazón es de piedra. Y entonces es bueno suplicar: “Señor, ablanda mi corazón, para que entienda y se haga cargo de los problemas y dolores de los demás”. Por lo tanto es una oración “comunitaria” de los hijos de Dios.

Porque Dios mismo es comunidad, Dios nos llama a la salvación en comunidad. El mismo Jesús nos lo dice en Mt. 18.19 “os lo aseguro que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra y piden algo, mi Padre os lo dará”.  No podemos decir Padre nuestro, sin estar en comunión real con los demás. Nadie queda excluido del don de la filiación divina, no podemos excluir a nadie de la lista de nuestros hermanos, incluso los enemigos tienen que recibir los efectos de la fraternidad cristiana.
   Tiene gracia que el Señor sugiera a los suyos que no hablaran mucho cuando se pusieran a rezar. Porque los doce le veían que se iba a la montaña con mucha frecuencia a rezar solo, se alejaba de ellos y se marchaba a una buena distancia, como si necesitara una intimidad que hasta entonces un judío no podía entender. Los judíos rezaban en bloque, iban a las sinagogas y abrían las Sagradas Escrituras para alabar al Altísimo. Era la acción de la comunidad que había sido rescatada de los enemigos, de los pueblos que no se prosternaban ante el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Pero esta iniciativa del Maestro, este entusiasmo eremita de poner tierra por medio entre ellos y el Altísimo para vaciar el propio corazón, era una realizad del todo original. 
Si ya aquello les escocía la imaginación, la consecuencia venía rodada, ¿de qué hablaría con Aquél a quien llamaba Padre? Si les recomendaba que no usaran muchas palabras es que no se ceñía a rito alguno, o no desembuchaba como nosotros solemos hacer cuando entramos a verle en el sagrario de una capilla.

Es verdad, los apóstoles veían al Señor seducido por la intimidad con el Padre, y así es como Cristo quería que los suyos rezaran, con esa disposición a ser conquistados, amorosamente colonizados por quien les había instituido como pueblo. El Padrenuestro es la oración personal que incluye el plural. Con Cristo aprendemos que en la fe todo ha de ser plural, nadie reza por sí, todos somos miembros unos de otros, el Padrenuestro nos re define como familia. No me extraña que se hayan escrito tantos tratados de espiritualidad sobre esas dos líneas.

R.V. (F.E.)

Comentarios

  1. Que amorosidad es tú reflexión hermano, como Dios se hace hermano y próximo, gracias

    Juan Pablo
    Granada

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares