¿También vosotros os queréis marchar?
Elegir a Cristo, hacer Su obra,
vivir lo que Él planeó para mi vida no es fácil. Es un camino estrecho y
rocoso. Y hay momentos realmente difíciles. Pero no quiero huir, no quiero
escapar, no quiero rendirme. Quiero seguir avanzando en el camino que Cristo
diseñó para mí. Cueste lo que cueste.
Jesús ha presentado su proyecto
de vida y compromiso humano en Cafarnaúm, y muchos, quizá muy religiosos, le
abandonaron, diciendo "duro es este camino": otros le dejaron
simplemente porque ya no les interesaba (no les daba de comer, como en las
multiplicaciones). Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y
no volvieron a ir con él. Jn 6, 60-69
Fue la gran crisis de Juan, el
momento de ruptura entre un Jesús que encanta a muchos que quizá no han
comprendido las implicaciones de su movimiento y un Jesús que empieza de nuevo
con unos pocos (¡sólo aquí se habla de Doce!) que le siguen sin advertir del
todo lo que él quiere, pero confiando en su palabra. Ésta es una situación que
se repite y multiplica en nuestro tiempo: Millones y millones de hombres y mujeres
abandonan la práctica eclesial, al menos en el viejo Occidente cristiano,
abandonan proyectos de vida, de apostolado, etc. Jesús no multiplica ya los
panes que nos interesan, se vacían las iglesias, vamos a mantener lo que queda,
nos conformamos en seguir como antes, nos asustan los cambios porque no sabemos
controlarlos, nos da miedo avanzar con el Espíritu, marchan los de media edad
porque no encuentran lo que buscan, muchos jóvenes no vienen porque no somos
testigos en el siglo XXI, usamos viejas costumbres que ya no atraen a la mayoría,
cada vez vivimos en un mundo laicista. ¿Qué podemos hacer en estas
circunstancias?
¿Echar la culpa a Jesús, porque
su mensaje está obsoleto y es hoy inviable? ¿Condenar a las "masas"
de esta nueva sociedad, que no quiere ya consumo religioso? ¿Retomar el camino
de Jesús como hicieron entonces Pedro y unos pocos?
Jesús quedó en aquel momento casi
sólo; muchos grupos y personas que le habían seguido hasta entonces se
marcharon fracasados, otros quedaron, pero despistados, con ganas de seguir,
pero con miedo con el cómo, es que seguir a Jesús o se le sigue o te conformas
con las migajas de una vida “devota” sin más complicaciones. Sólo algunos retomaron el camino de Jesús.
Cuando una parte de las
comunidades cristianas entran en crisis y pasan a una especie
"gnosis" precristiana, o dejan simplemente de creer, ya no están motivados
y tienen la añoranza de las “cebollas de Egipto” cuando protestaron a Moisés
por haberlos sacado del dominio y esclavitud del Faraón. Eso se llama “mirarse
el ombligo, pasa por no tener fe o una fe de conveniencias. Ahora, casi dos mil
años más tarde, sentimos que vuelve un tipo de crisis semejantes: miles y
millones de creyentes abandonan a Jesús, no pueden o no quieren escuchar su
mensaje, ni seguir el camino ¿Qué se puede hacer?
En esa situación, algunos como
Pedro deciden quedarse, a pesar de las dificultades que implica la fe en Jesús,
una iglesia mínima, abandonada por las mayorías. Con ella seguimos nosotros.
Jesús nos pregunta hoy a cada uno:
"¿También vosotros queréis marcharos?”, Desde entonces, muchos discípulos
suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a
los Doce "¿También vosotros queréis marcharos?” ¿Dónde queda la amistad, la fraternidad, lo
que habían compartido juntos, las ilusiones, los momentos íntimos, etc? ¡Todo
quedo atrás… Nadie lo pensó dos veces, lo mejor es irse, cualquier excusa es
buena para abandonar a Jesús.
Había una disposición de los
discípulos a permanecer juntos hasta el final, pero con el propósito de
defenderse y de protegerse los unos a los otros como lo haría una comunidad
organizada; pero esto no era lo que estaba diseñado en el plan de Dios. Tenían que pasar la fe por fuego, había que
purificar intenciones, enemistades, cobardías, envidias, viejos rencores, un
sinfín de pobrezas humanas, que eran motivo de sus tristezas y abatimientos, ya
no tenían fuerza para seguir adelante, cueste lo que cueste. Al final les
esperaba la Cruz y eso da pavor cuando no se ama de verdad.
“Sin embargo, tengo en tu
contra que has abandonado tu primer amor”. ¡Recuerda de dónde has caído!
Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio.
Apocalipsis 2:4-5
Se trata de reconocer donde caímos,
y avanzar de nuevo con el espíritu renovado, porque Cristo nuestra Pascua ha
Resucitado. Él no se refiere al amor inmaduro, al seguimiento por “hacer algo bueno”
que experimentamos cuando solo le seguíamos a ratos, momentos ocasionales, dejando
un espacio solo para mi y otro para El. Él se refiere al amor exclusivo. Él está diciendo: “Una vez ocupé el primer
lugar en tu corazón. Pero ahora has perdido la exclusividad de tu amor por Mí.
¡Has permitido que otras cosas ocupen mi lugar!”
Los que tienen demasiados amantes (muchos
señores) los hacen ser amantes infieles, porque no se puede contentar a todos a
la vez, siempre habrá alguno que queda atrás, entonces serás infiel a ese amor.
la palabra primer, no se refiere solo a ese ardor o pasión inicial, sino a una
prioridad y confianza. A darle el mejor y más importante lugar en nuestras
vidas a Dios y a confiar enteramente en Él.
El amor es paciente, es
servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede
con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal
recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
1 corintios 13:4-7
Rafael Verger
Es una reflexión muy acertada. Muy a menudo, incluso, estamos ocupados con "las cosas de Dios", pero ello no significa necesariamente estar en comunión con el Señor, ni ser dócil al Espíritu para permitir que cumpla su plan divino previsto para mí.
ResponderEliminarAdemás, ocuparnos de "las cosas de Dios" según nuestro criterio resulta muy pobre en comparación al plan de Dios, el cual no solo es para mi salvación, sino que tiene una dimensión comunitaria.
Dedicar tiempo de silencio para poder escuchar la voz de Dios, y degustar la Paz que solo Él puede dar, resulta un bálsamo reparador del alma y un rescate de mi vida mundana, llavándome por nuevos senderos espirituales.
Ma.B
En estos momentos de Calvario, donde dejamos a Cristo solo en la cruz por miedo y pavor ante el silencio de Dios, nos preguntamos si ¿todo esto ha servido de algo? En aquel momento parecía que todo estaba perdido, solos unos pocos quedaron al pie. Estos, vivían lo mismo de los demás: tenían el mismo espíritu e ímpetu para seguir de cerca al Maestro, aún así no lo abandononaron el el sepulcro, sinó que, yendo a visitar la tumba, la encontraron abierta al tercer día. ¿Que quiero decir con esto? ¡Pues que Cristo resucita para los que están y para los que no! ¿Donde me sitúo? ¿Con los que estuvieron a pie del cañón? ¿O con los que se fueron? ¿O somos como Tomás, que si no vemos señales vivas, no creemos? Aún así, Cristo se sigue mostrando, pues desea que volvamos a Él. ¡Debemos dejar de mirarnos el ombligo y volver la Cristo resucitado, sin miedo! ¡Y con fe! ¡Solo la fe nos lleva a creer y confiar en aquel que nos redimió gratuitamente!
ResponderEliminarK. Mestre.
Cuanta razón tienes amigo mío, yo abandone la vida religiosa hace más de 50 años por soñar algo irrealizable, después de vagar de un sitio para otro me encuentro muy solo y sin comunidad. Vivo en un pueblecito de Murcia y llevo una vida religiosa pero en casa, como me gustaría conoceros amigos de la fraternidad de Jesús, podría ser miembro con vosotros desde mi pueblo?
ResponderEliminarAntonio Zauza
Hace años que conozco la fraternidad Carlos de Foucauld, me he alegrado mucho al ver que vosotros tenéis como modelos a; Francisco de Asís, y Carlos de Foucauld
ResponderEliminarambos tienen el mismo carisma; la Fraternidad y la vida de Nazaret.
Espero conoceros soy de Mallorca y me han hablado muy bien de vosotros.
María Aguiló