PLAN DE FORMACIÓN PARA ADULTOS (PARROQUIA LA VILETA) y SON ROCA)
Empezamos el miércoles día 18 de Octubre a las 19.30h, en la Parroquia de la Vileta, (Palma de Mallorca) este curso es para todos los fieles laicos de la parroquia,
Somos conscientes
de que la formación tiene un rumbo. La formación necesita responder a una serie
de cuestiones: ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué contenidos? ¿Qué
métodos?...La formación, en efecto, nunca es neutra.
Siempre está situada en un contexto, en
nuestro caso en el de la Iglesia diocesana. La formación se ofrece realmente
para enriquecer a los destinatarios, pero conscientes de que con ella siempre
se enriquece también nuestra Iglesia
de Mallorca, de que el fruto de esa
formación repercute en el conjunto de todos
los feligreses.
Por eso, este destino comunitario hace que la
formación sea también responsabilidad y tarea de todos y que tenga el rostro
comunitario que le da un proyecto compartido por todos.
La formación,
en efecto, se ofrece siempre en el calor fraternal de la Iglesia, en nuestro
caso en el conjunto de cuantos
constituimos en unidad y diversidad las parroquias de la Vileta y Son Roca.
De hecho, de esa misma unidad y diversidad ha de ser un
exponente la formación.
Unos y otros
reciben en el nivel que sea conveniente la doctrina común que todos profesamos,
pues la formación es siempre un instrumento de unidad y un servicio a la
armonía de fe y de vida de todos los creyentes
Eso que es así en todo tiempo, lo es especialmente en estos en
los que el relativismo y la dispersión doctrinal son, por desgracia, moneda
corriente incluso al interior de la misma Iglesia. Ignoran, cuantos promueven la disensión y juguetean irresponsablemente
con la disidencia que “el don más
precioso que la Iglesia puede ofrecer al
mundo de hoy, desorientado e inquieto, es formar unos cristianos firmes en lo
esencial y humildemente felices en su
fe” (CT 61)
La catequesis
de adultos
Es el primer
escalón de la formación, sobre todo para los que quieren reencontrarse con
hondura y madurez con la iniciación cristiana que recibieron de niños o de
adolescentes. En realidad esta debería ser la forma más usada por todos y
también la más ofrecida por las
parroquias, pues es la que pone los cimientos de la vida cristiana que luego ha
de ir madurando en otros escalones. Una
preparación, al menos inicial, y otra de acompañamiento para cuantos realizan alguna tarea en la parroquia.
Para cuantos
descubren que la iglesia les necesita con una formación más sólida que les
capacite en
el ministerio que realizan: en la catequesis, cáritas, pastoral de la salud,
juvenil, familiar, etc.
En nuestro
tiempo se reclama evangelizar
La formación es una invitación a que ésta sea tarea de todos; ahora llama la
parroquia con especial ahínco a los laicos y les invita a descubrir que en su Bautismo hay una llamada a
la misión común del Pueblo de Dios.
Es evidente que la misión también se puede hacer con la fe
del carbonero pero, en la diversidad de tareas de la Iglesia, ésta no es suficiente. Un santo
“carbonero” sabe que el Espíritu le pide el esfuerzo de cultivar su formación
para que, en la unidad de razón y fe, sepa dar testimonio de su esperanza. En
el mudo de hoy, que propone modelos de vida carentes de valores espirituales,
es una tarea urgente que todos los cristianos podamos ofrecer lo que somos y
tenemos. Pero eso no podemos hacerlo cuando
la fe se
reduce a costumbre, a hábito, o experiencia puramente emotiva. La formación
fortalece y enriquece la fe y la hace brillar para que sea luz ante el mundo
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