LA ESPIRITUALIDAD DE LA VIDA DE NAZARET Y EL ENCUENTRO COMO EXPERIENCIA.
NAZARET significa:
¡Dios está contigo en la vida de cada día!
El "Camino de Unidad", nos habla de la espiritualidad de Nazaret. Es
en Nazaret que se revela el misterio de Dios, es allí que Dios revela su rostro
humano. A causa de ello, es en nuestra vida cotidiana que podemos descubrir más
a Dios en los pequeños signos, gestos y experiencias ordinarias con los que nos
rodean.
Porque Nazaret no es como un
dogma sino un modelo de vida posible para cada uno/a. Para explicar lo que
significa "Nazaret" hay que reemplazarlo por "vida sencilla,
discreta, en medio del mundo", que puede llevarse en todas partes. Es la
convicción que la santidad ofrecida a todos, es posible en todo momento y en
las situaciones más comunes. Significa escoger amar evangelizar compartiendo
las condiciones de vida, la oración silenciosa y permanente, una oración
sencilla, encarnada en la actualidad, vivir con los otros desde donde nos
encontremos. Es también el trabajo como la actividad humana más natural. Se puede
describir "Nazaret" como una santificación de lo cotidiano.
"Nazaret" es vivir las relaciones fraternales en un espíritu de
servicio y de sencillez, es aceptar mis propios límites y los de los demás, es
ir al encuentro de la gente, sin prejuicios, valorar a cada uno/a y a sí mismo
en positivo, es escoger una vida sencilla y compartida.
La amistad fraterna nos ayuda
a ser cada vez más hermanos y hermanas universales y a revelar a Dios a través
de nuestra vida. "Nazaret" es también estar en el lugar que nos
corresponde, ver lo que Dios desea para uno, acogerlo y seguir afinando en la
búsqueda. "Nazaret" es vivir
lo ordinario como extraordinario, porque en Nazaret Dios fue extraordinariamente
ordinario.
Otros aspectos de la vida de
Nazaret no los he desarrollado aquí pero se viven en las circunstancias de la
vida
El día de desierto
Importancia de las "experiencias en
desierto" para nuestra madurez
Cuando hablamos del desierto
nuestra mente imagina los desiertos geográficos del mundo, las grandes extensiones
de arena, quizá los oasis con palmeras. El desierto tiene su propia belleza, y
el hermano Carlos de Foucauld vivió en el desierto entre los tuaregs. La
mayoría de nosotros no ha tenido está feliz suerte, pero podemos experimentar
el desierto en nuestras vidas. De igual modo, Francisco de Asís, paso varios días
en el monte Alverna, tiempos de silencio y soledad, esperando la respuesta de Dios, el desierto
es, el lugar privilegiado donde Dios se revela.
DESIERTO COMO LUGAR
- Un lugar de encuentro con
Dios
- Un lugar de impotencia
- Un lugar de tentación
- Un lugar de rebelión y
resistencia
- Un lugar de ardor
- Un lugar de silencio
- Un lugar de oración
- Un lugar de fuentes
escondidas
- Un lugar de sencillez
- Un lugar de renovación
- Un lugar de gracia
El desierto puede ser todo
esto para nosotros, si lo permitimos entrar en nuestras vidas. Necesitamos
encontrar un lugar de aislamiento en nuestra agitada vida. Debemos crear
nuestro propio desierto y permanecer en silencio.
Como miembros de la fraternidad
de Emaús, se os animo a hacer un día de
silencio de vez en cuando, alejándonos del ruido, en compañía de las Escrituras
si es necesario, y guardar silencio para descubrirnos, descender a lo más profundo
de nuestros corazones y descubrirnos a nosotros mismos a la vez que descubrimos
a Dios.
Esta experiencia es esencial
para nosotros para progresar, para llevar a término esta hambre y esta sed de
Dios, para esperar en la bondad y en la misericordia de Dios. El tiempo de madurar continua en el desierto.
El desierto no es nuestra última etapa. Es sólo una etapa del viaje, esencial.
Como seres humanos tenemos necesidad de tiempos de silencio, de ausencia, de
separación. Estando en el desierto tenemos fuerza para mezclarnos con los demás
durante el día y al atardecer, ofrecer una vez más todos nuestros sufrimientos
al Señor.
Atención: ¡un día de desierto no es un día de vacaciones!
¿Qué necesito?
-Algo para comer
-Una libreta y un lápiz
-La Biblia
Vivir un día de desierto es
como hacer una visita a nuestra persona para un reencuentro y para ser capaces
de encontrar a los demás
- Respetad nuestro compromiso con la oración. Abandonaros a la presencia
de Dios.
Un día de desierto
Desde hace varios años vengo
practicando con regularidad el día mensual de desierto. Y, aunque sea difícil
precisar los frutos que de esta
experiencia haya madurado en mí, es que
lo más esencial del trabajo del Espíritu es invisible a nuestros ojos, si puedo
afirmar con mucha modestia, que esta práctica me ha hecho ahondar en el
silencio interior, ya que creo es la base de la vida contemplativa.
En mis días de retiro o
desierto he conocido las horas de gozo y las de sequedad, los encuentros
lúcidos y serenos con el Señor y las largas y aburridas esperas que parecen no
conducir a nada.
El día de desierto, se revela
casi siempre en la aventura del corazón creyente en busca de su Señor, pero en
el conjunto de estos años manteniendo la práctica de mi día de desierto puedo
ver ahora con cierta perspectiva que los días grises no están más lejos del
Señor, que aquellos que vienen luminosos y espléndidos.
Y que lo esencial del día de
desierto es ese desprendimiento total, esa espera silenciosa de Dios, vivida en
la inactividad y la ruptura con las ocupaciones habituales.
¿Por qué un día mensual de desierto?
El factor periodicidad juega
un papel determinante en esta experiencia del día de desierto. Pues bien este
día te obliga al menos una vez al mes, a romper con la actividad y los cauces
prefijados para poder descubrir que todo trabajo tiene raíces muy profundas, de
las que habitualmente les atribuimos, y que los cambios demasiados impetuosos
atrofian o mantienen adormecidos algunas de nuestras mejores cualidades.
¿Cómo se hace un día de
desierto?
Para el día de desierto no hay
que preparar muchas cosas, tiene uno que prepararse a sí mismo, al desierto no
se va solo con el cuerpo, sino que es conveniente ir preparando el
espíritu mediante el deseo vivo del
encuentro con Dios. Yo aconsejo recibir el sacramento de la Reconciliación, he
ir al encuentro con el Señor con el alma reconciliada con él y tus hermanos.
MI experiencia me dice que si
no se va con estas disposiciones pronto degenera en distracciones en cosas
buenas sí, pero que no nos llevaran a ese encuentro con el Señor.
1.- Buscar un clima de verdadera
soledad.
Buscar lugares apartados del paso humano,
es ese distanciarnos del ruido en lo que sea posible.
2.- Puede hacerse en tú misma
casa (siempre y cuando vivas solo y no tengas cargas familiares) eso dificulta
el hacerlo con seriedad.
3.- No ocupar el tiempo con
lecturas.
La Biblia, el breviario pueden ayudar. En
mis comienzos les dedicaba la mayor parte del día de desierto. Pero poco a poco
he sentido la necesidad imperiosa de prescindir de ellos. La Palabra de Dios va
resonando viva, de otra manera por dentro.
4.- Austeridad con la comida.
La comida debe de ser ligera, hasta en la
comida nos tiene que recordar que hemos venido a ser alimentados por Dios.
5.- Oración silenciosa.
Es importante hacer algunos ejercicios
(Sofrología) que ayudan a desconectar y entrar en esta dinámica de acallar
nuestro “yo” personal. Silencio de los sentidos, silencio de la mente, silencio
de la afectividad, etc.
El desierto me ha conducido a
vivenciar la fe cristiana como Don de sí que se expresa, no en el acto
inmediato de servicio, en el darse a los otros, sino en la gratuidad del puro
ofrecimiento.
Yo entro al desierto como
quien va al encuentro de Cristo en la Cruz, para ofrecerme con El al Padre por
la salvación de mis hermanos. Así el día de “desierto” se convierte en un lugar o espacio en una escuela de
intercesión.
Nos conduce a la experiencia
del mismo Jesús hecho hombre, compartiendo la pobreza, su debilidad, y su amor.
El nos enseña que lo que importa es amar y que la liberación de los que más
sufren (sea como sea) no está en proporción directa con la actividad que
podemos hacer por ellos, sino en la calidad de nuestro ser entregado
incondicionalmente a la voluntad del Padre, los días de desierto son llevados
al “crisol” para purificar esa actitud de fe pura y desnuda, de entrega
radical, mediante los cuales nos sentimos instrumentos eficaces en las manos de
Dios para la transformación de nuestra sociedad, sea donde sea que la
Providencia te haya puesto, y dirigir nuestra meta a los valores del Reino de
Dios.
La aridez puede pasar en este
día de desierto, no sentir nada, aburrimiento, dejadez, un sinfín de momentos
que el alma es conducida al paso del desierto, hay que dejar que el espíritu de
Dios nos purifique, es Dios que pasa por nuestra existencia, por nuestra vida.
Así que cuando seamos probados por dolores, enfermedad, incomprensiones,
nuestra alma estará preparada para responder,
pues la fe nos hace brotar la confianza en Dios nuestro Padre.
¿Podría acabar esta reflexión
que, aunque pobremente me permite tener una mirada de conjunto sobre estos años
de gracia vividos bajo la luz del desierto, sin decir a boca llena
¡Gracias, Señor, por el día
mensual, “sacramento de tu paso de amor silencioso por mi vida” y revelación de esta gran verdad tan
consoladora, de que solo Tú nos llevas
de la mano.
Rafael Verger
Fraternidad de Emaús
Hola buenas tardes, el día de desierto que se hace en una casa de ejercicios o en casa en el campo? pondréis que día lo vais a empezar..
ResponderEliminarAntonio García
Palma
Se me olvido supongo que hay que traer la comida verdad? o se hará allí, siempre he deseado encontrar un grupo que sea como el vuestro, me alegro mucho, una amiga mía ya me hablo de vosotros se que estáis en la Vileta.
ResponderEliminarHasta pronto
Hola me llamo Andrés y vivo en la isla, tengo 35 años y busco alguna comunidad o grupo para hacer retiro o dias de desierto, espero que no sea tipo Yoga o Meditación trascendental que de todo ello tengo malas vibraciones. Busco algo clásico y normal. un encuentro con Dios y con los hermanos.
ResponderEliminarAndres
Santany
Gràcies germà Rafel per aquest article, amb as animat molt a poder fer un recés a casa, visc sola i sempre tenc problemes de salut, és un traball molt bo, amb agradaria molt poder fer un dia de recés amb vosaltres però estic una mica lluny
ResponderEliminarLa senzillesa de Carles d'Foucaul i l'esperit de Francesc d'Assís sempre m'han mogut molt, llàstima que no pugui participar en la vostra Fraternitat.
Llucia Marti
Manressa
Hace muchos años que con D. Lorenzo Alcina se hacían retiros de desierto, yo asistí a unos cuantos, ya que por aquel tiempo había la Fraternidad Secular de Carlos de Foucauld, me gustaría poder hacerlo con vosotros, lo vais a anunciar?
ResponderEliminarM. Darder
Palma
Que precioso nunca se me había ocurrido que uno mismo pueda hacer un día de retiro, estoy encantada de tu explicación y animada a seguir tus pasos
ResponderEliminarMarta
Barcelona