Todo se aprende de rodillas ante Dios




Todo se aprende de rodillas ante Dios

La sabiduría infusa viene del silencio o escucha ante Dios, podemos dar ideas muy teológicas, muy doctrinales, pero que van a estar huecas porque provienen de tú intelecto,  no digo que sea malo sino que, es muy importante que lo que quieras comprender de las cosas de Dios las hables con El. 

Estamos acostumbrados cuando estamos frente el Sagrario a hacer una oración de peticiones, todavía no hemos aprendido a hacer una oración de adoración? Una oración de amor, simplemente el alma esta “amándole” en silencio. En ese dialogo íntimo con él, ¿Señor, como te puedo amar más, como puedo consolarte? Lo más esencial es ser una alma eucarística, porque en el sacramento está; el Cuerpo, la Sangre y la Divinidad de nuestro Señor Jesucristo Él está Vivo!! Aunque tú no lo veas él si te ve a ti, y quiere regalarte por amor a ti el cielo mismo.

Si todo lo que hagamos en grupos, parroquias, etc. va a ser estéril si no somos almas eucarísticas, sino somos adoradores poco a poco iremos dejando las cosas e incluso dejando a Dios. Porque si no eres un alma de oración y vives sacramentalmente pronto dejarás al Señor por otra cosa menos importante. La eucaristía es el centro y el culmen de la Iglesia Católica. No hay cosa más importante, ni en el universo entero que la presencia de Jesús en la  eucaristía.

Cuando rezamos o cantamos el Santo en la Misa, es el momento de los grandes momentos, toda la corte celestial baja, los Santos y la Trinidad, nuestros ojos no lo ven pero los ojos del alma o de la fe nos dan testimonio de ello. ¡Qué grande es ese momento! Dios mismo baja y se hace Presente en el altar, todas sus Glorias y Potestades angélicas  la Virgen María, están alrededor del altar adorando al Eterno. Todo esto se aprende de rodillas, porque el querer de Dios se discierne estando de rodillas.

Cuando vamos a ejercer cualquier trabajo, etc. ¿vamos ante el Santísimo a preguntarle ¿quieres que haga esto Señor? ¿Qué hago Señor, como lo quieres? Tú y yo somos frágiles  y muchas veces no hacemos la voluntad de Dios porque lo que queremos es hacer la nuestra, y queremos que Dios se amolde a nuestro ego. El resultado es que a la pequeña contradicción nos venimos abajo, a esto se le llama pecado de soberbia,  ni te beneficias tú ni haces nada y,  quien se beneficia? Pues el enemigo del alma. Luego que pasa empezamos a justificarnos ante Dios y los demás y el enemigo de tú alma está ganando la batalla de tú salvación. 
Estoy seguro que cuando estemos en la agonía el Señor nos dará una gracia muy especial el Arrepentimiento>! ¿Sabes quiénes son  los que se irán al infierno? Los que quisieron justificar su pecado y no ven pecado alguno porque ellos ya se salvaron a sí mismos,  pobres de los hombres que durmieron su conciencia ante la misericordia de Dios. No podemos decir he dicho mentirijillas piadosas y eso no tiene importancia, la mentira es mentira y eso es pecado. Todo esto se aprende de rodillas.
Quien ama a Dios por lo que recibe de él, cuando no lo reciba su fe tiene fecha de caducidad. A Dios hay que amarlo por el mismo,  adóralo y amalo primero,  y en su Presencia él te ira cambiando en el sueño que tiene de ti, deja que Dios sea Dios y deja el tiempo en sus manos. Aunque vayas al sagrario y no sientas nada, déjate mirar por Él, para el mundo es una pérdida de tiempo pero yo sé, que dentro del Sagrario Jesús está presente y me espera como al mejor de sus amigos.
“El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa”.  (San Juan de la Cruz)

R. Verger



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