TIENDE TU MANO AL POBRE
Contemplar al Hijo de Dios, que
tiene que hacerse pobre, ilumina
nuestro proceso de
empobrecimiento. No podemos pretender ser pobres sin hacernos pobres. Y para hacernos
pobres de verdad necesitamos simplemente
abrazar la cruz como la pobreza real. Ahí está condensado el camino del seguimiento
de Cristo y de la identificación con él.
Un camino apasionante, que ciertamente es duro, pero que con esta luz no
resulta difícil.
Este salto, precisamente porque
sólo se necesita de la pobreza, está al alcance de todos, y se puede realizar
en un momento y de una manera sencilla, convirtiéndose así en el fundamento de
toda una vida ofrecida.
La voz del alma me dice:
Has aceptado
ser pobre, amas
la pobreza, la
deseas, te sabes pobre y no te importa serlo porque
sabes que eso es lo que yo amo en ti o, mejor dicho, es precisamente por lo que
yo te amo. No te amo por lo que
tienes, sino por
lo que no
tienes. Y porque te
amo, deseo llenarte de mí, hacerte rico con mi riqueza.
Para ello sólo tienes que abandonar-te en mis manos, vaciarte de todo por medio
de la pobreza, para que yo te pueda llenar...
¿Por qué, si
te has enamorado
de la pobreza,
no te enamoras de la pobreza
real, la verdadera pobreza, la pobreza absoluta? No busques maneras y maneras
de ser pobre, mientras huyes de tu verdadera
pobreza. No vayas
intentando aceptar cruces,
mientras huyes de
tu verdadera cruz.
Y, además, no
busques ser pobre, por un lado, mientras buscas aceptar la cruz por
un camino distinto.
Tu cruz es lo que te hace pobre y
la pobreza es tu cruz. No podrás abrazar la cruz si no
la identificas con
tu pobreza. Si
de verdad me
amas y amas
la Pobreza, buscarás de verdad ser pobre, y descubrirás que eso sólo se
consigue cuando aceptas abrazar libre y voluntariamente la cruz.
No necesitar mucho, no pretender
mucho, no hacerse demasiado problema por nada, depositar todo en manos de Dios
y sobre todo, ignorar los pensamientos, no tomarlos como nuestra propia voz.
Esto no es una actitud de pasividad como
pudiera mal entenderse. Es simplemente ser conscientes y sentirnos herramientas
en manos de nuestro Dios.
Para el hombre la perfección
humana se relaciona con el “no equivocarse”, con el “no fallar” La persona
parece que es más perfecta cuanto menos se equivoca. Para Dios, que conoce
perfectamente la condición defectuosa de la naturaleza humana, y por esto, no
pide a sus hijos ni espera de ellos más de lo que pueden dar, la perfección
humana está dada por cómo vive el hombre su rol de hijo amado. El hombre no fue
creado para que aspire ser como un dios. Fue creado para ser hijo amado que,
asimilando el amor de su Creador (dejándose amar), llegue a ser uno con Él.
Para Dios, cuanto más hijo, más perfecto. Cuanto más se deja amar por Él, más
refleja su Misericordia.
R. Verger
Pues yo no veo que la santa Iglesia habrá sus parroquias de propiedades cerradas. Para las personas i familias más numerables personas de la calle con Temperaturas 8bajoCuando cero.Cuando saben de sobra los párrocos Santos que los Albergues de Palma están a rebosar i en mal estado.Donde está Mano de Dios!!!! Si sus súbditos son unos....
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