Norberto Alcover, SJ y la Fraternidad de Jesús
Norberto
Alcover, SJ
(Palma de Mallorca, 1940)
Licenciado en Teoría de la Imagen Audiovisual por el Centro del Espectáculo de
Roma, además de obtener la licenciatura en Periodismo en Madrid y el Diploma en
Cinematografía en Valladolid, junto a las respectivas licenciaturas en
Filosofía y Teología. Ha sido director de la revista Reseña (1974-78) y
presidente de la Federación Española de Cine Clubs (1972-1975), además de
participar en la fundación de la colección Cine para leer en 1972. A lo largo
de estos años ha publicado críticas, comentarios y ensayos cinematográficos y
culturales en las revistas Crítica, Razón y Fe, Mensajero, Diario de Mallorca,
etc. Docente en la Universidad Pontificia de Comillas. Escribe crítica
cinematográfica y artículos sociopolíticos en prensa diaria.
¿Cómo conociste la fraternidad
de Jesús?
Por medio de mi buen amigo Rafael
Verger, quien, en un momento dado, me comentó sus deseos de organizar un grupo
laical y misionero en el seno de la Iglesia Católica, inspirado en el Evangelio
y en una lectura despaciosa de los signos de los tiempos. La verdad es que
fuimos capaces de poner en común su espiritualidad franciscana y la mía jesuita.
Esta conjunción me pareció desde el primer momento fecunda, porque, entre otras
razones, es el mismo Papa Francisco quien la muestra y la demuestra en su
persona y en su actividad magistral. En este momento, mis tareas es asesorar a
Rafael y a todos los demás hermanos como sacerdote jesuita, pero siendo uno más
en el grupo.
¿Qué es lo que más te atrae de
la misma?
El intento de formar un grupo carismático
laical, en colaboración con el sacerdocio, poniendo como punto de referencia el
bautismo, sacramento fundante de la sinodalidad exigida por Francisco. Pienso
que nuestra Iglesia o camina por ahí, o desconocerá lo que el Espíritu le susurra
desde el Vaticano II. Pero pasan los años y en algunos pasa la esperanza: el
gran demonio del momento.
¿Cómo definirías este carisma?
En gran parte, ya está respondido en la
respuesta anterior: Servir a la misión de la Iglesia, que es evangelizar y
bautizar, mediante la convivencia fraternal en grupos celulares, que llamamos
Fraternidad de Jesús, donde explorar el carisma laical como parte sustancial
del Pueblo de Dios, en comunión con los otros carismas del momento, para
santificar a los miembros de la Fraternidad y santificar a aquellos con quienes
se encuentre, creyentes o increyentes. Nuestros referentes son tres: La
sencillez pacífica de Francisco de Asís, el espíritu misionero de Ignacio de
Loyola, y la llamada al desierto de Carlos de Foucauld. La Virgen, en cuanto
tal, es la madre que nos pone con su Hijo y nos hace sentirnos hermanos en
Jesucristo. Es un movimiento laical misionero de la Iglesia Católica en la
sociedad.
¿Puede tener este proyecto un
reflejo positivo para la Iglesia, parroquias, etc.?
De suyo, la Fraternidad de Jesús está pensada
para instalarse en las parroquias, siempre al servicio del párroco, como una
fuerza dinamizadora del mismo dinamismo parroquial. Quiere servir y no
protagonizar. Por lo tanto, se ofrece a los párrocos con su propia identidad y
en la medida que se la juzgue positiva para la misma parroquia. Por lo tanto, y
desde las parroquias, se identifica como una realidad positiva para la Iglesia
tanto local como universal, en la medida de sus pequeñas fuerzas, pero también
con el entusiasmo de quien comienza a desarrollar un sueño.
¿Cuál es la dimensión
misionera ad gentes?
La del mandato del Señor al final de su
estancia entre nosotros carnalmente, la tradición misionera de la Iglesia, y el
hecho de que tal envío misionero abarca a bautizados y no bautizados, en la
estela del Apóstol Pablo. Todos los bautizados, por ello mismo, somos
misioneros donde estemos y para quienes nos acompañen en la vida concreta.
¿Qué aconsejaría a quienes se acercan a la
Fraternidad por vez primera?
Lo primero, indiferencia
ignaciana para buscar la voluntad de Dios sobre sus vidas, sin dejarse mover
por a prioris que solamente desconciertan: preguntar, experimentar, decidir.
Segundo: comenzar a hacer la experiencia
del carisma de la Fraternidad en sus vidas, con paz y serenidad.
Tercero: tener ansias de ser como Jesucristo
fue con su grupo discipular, tan hermanos y tan misioneros. A todo el que
pregunte, le recuerdo las palabras de Jesús a Juan: "Venid y lo
veréis".
Todo lo anterior lo vivo como un
servicio a la Fraternidad laical desde mi carisma jesuita que, en definitiva,
es "en todo amar y servir" ..."a mayor gloria de Dios".
También yo mismo me estoy refundando continuamente a mí mismo.
Respondo a una serie de preguntas
sobre la Fraternidad de Jesús para colaborar en un conocimiento mejor y más
objetivo de la misma, como una nueva forma de "ser en la Iglesia", de
naturaleza laical y destinadas a misionar en la sociedad.
Caray estimat Norberto no sabia que estiguessis tan ficat en els moviments laïcals, he sentit parlar i molt bé d'aquesta fraternitat de Jesús, és la mateixa de la Vileta? penso que sí.
ResponderEliminarEstic segur que amb els teus consells i acompanyament podrà ser fecund a l'Església de Mallorca.
M'han fet arribar aquest escrit i ho veig molt positiu, t'animo a continuar animant i aprofundint aquest nou carisma.
Un capellà amic teu, quan ens veiem et diré qui sóc-
Quina alegria veure'l una altra vegada, trobo a faltar les seves misses a son Bono, no sabia aquesta faceta seva d'involucrar-se en un moviment laïcal. És una decisió molt encertada.
ResponderEliminarMaria Canovas
Palma
Dentro de la importancia de cada movimiento está el ejercicio de su propio carisma, que es aquello que lo identifica y que lo diferencia de los demás movimientos eclesiales y que puede identificarse con su objetivo. El carisma brota de la mente del fundador y se reconoce en el quehacer propio del movimiento que busca responder a una situación o necesidad particular del mundo o de la Iglesia. Por eso el carisma también es reconocido como un don del Espíritu Santo a la Iglesia al suscitar movimiento eclesial.
ResponderEliminarEs un Don de Dios que te veas involucrado en este proyecto, y que puede dar tú acompañamiento. La obra de Dios requiere un buen acompañante y Dios te ha llamado a ti. Ánimo Norberto.
Miguel Mir
Palma