¿Ha estado mi parroquia “cerrada por el COVID19?


¿Ha estado mi parroquia “cerrada por el COVID19?



En principio por culpa de este virus el templo cerró sus puertas, pero la Iglesia seguía abierta. ¿Y cómo te preguntarás? Pues sencillo, la Iglesia la formamos todos los que seguimos unidos en la fe,  ésta es la invitación a la conversión continua, y reorientar la vida en la dirección del Evangelio, que es el Señor Jesús, y, en este sentido, iniciar la aventura del seguimiento.

La vida de la Iglesia siempre es dinámica y conlleva crecimiento, avance, maduración personal como en lo comunitario-eclesial. Este dinamismo, que es espiritual, no cesa, no puede ser confinada a ningún virus, porque cada cristiano está siempre en camino, afrontando nuevos retos y ajustando su trabajo en bien de sus semejantes.
La Iglesia encierra en su propio seno a pecadores, y siendo al mismo tiempo Santa y necesitada de purificación, avanza continuamente por la senda de la penitencia y de la renovación. La Iglesia es una realidad compleja, formada por un elemento divino y otro humano.
La unidad entre lo divino y lo humano en Cristo no es la misma que en la Iglesia, la diferencia más importante es la realidad de nuestro pecado que recorre la realidad visible, humana y organizativa de la Iglesia.

La Iglesia va peregrinando entre persecuciones del mundo vengan de donde vengan, y los consuelos de Dios, anunciando la cruz del Señor hasta que venga. 1Co 11, 26
Esta fortalecida con la virtud del Señor Resucitado.

Por tanto yo, como cristiano y muchos hermanos y hermanas, hemos vivido esa Iglesia doméstica en nuestras casas, por culpa de un virus, sí!. Pero nuestra misión jamás ha estado “confinada” quizás más activos que nunca, hemos puesto por obra todos los pasos del evangelio, hemos “orado en silencio” hemos pasado por el desierto de los 40 días que pasó el Señor, hemos muerto y Resucitado en Cristo nuestra Pascua. Hemos descubierto que jamás estábamos solos, y  aprendiendo que nuestra misión es dar a conocer a Jesús.  Nos reorganizamos como comunidad parroquial, orando unos por los otros, ayudando a los más pobres y a los más necesitados de nuestro entorno.

Desde la parroquia, se ha descubierto que utilizando los medios de conexión en red,  podemos hacer nuevas cosas, catequesis, reuniones, misas, etc. Y nuestros sacerdotes alimentando al Pueblo de Dios, llamadas al telf., orando y celebrando la eucaristía solos ante Dios, pero con su grey a ellos confiada,  implorando misericordia. ¿Cómo podemos decir que nuestra Iglesia o parroquia cerró sus puertas?  Que no se abran las puertas del templo, no significa que desde dentro,  la iglesia no esté viva!

Y la Iglesia está viva porque Cristo está en la Iglesia,  y Vive en ella y a través de ella.  Y la iglesia es el “pueblo de Dios en camino” a través de la historia, con gozos y dolores, sentir “ser” iglesia para mi es, estar y formar ese pueblo de Dios.
Después de este destierro,  la “Iglesia sale renovada, y al encuentro con el Señor” El Pueblo de Dios tiene hambre de la eucaristía,  quiere esa agua viva que nace del Corazón de Dios, este pueblo con corazón triste y humillado desea, anhela volver a sus raíces, volver a JESUCRISTO.

Nada será ya igual como dicen las gentes, y eso es verdad. ¿Por qué? Pues las comunidades serán más auténticas, donde el “otro” es mi hermano,  sea de cualquier otra ideología, la opción por los pobres, será un encuentro con la viva imagen del resucitado. Con esperanza en que volvamos a entonar el Aleluya todos juntos.
Lloraremos a nuestros “muertos” pero con la fe. “Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven. Lc 20, 38
Volveremos a ver correr a los niños, las campanas sonaran a júbilo, porque el Pueblo de Dios renace del desierto, y la Iglesia desde el Papa hasta el último fiel bautizado, vuelva a sonreír porque  el Señor guarda a su Pueblo. Sal, 90

Rafael Verger





Comentarios

  1. Que preciosidad, vaya xute de esperanza me da este mensaje

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