“Tengo otras ovejas que no son de este redil” Jn 10, -16



“Tengo otras ovejas que no son de este redil” Jn 10, -16

Espiritualidad cristiana y vida comunitaria

En primer lugar,  queda claro que la fe cristiana es y tiene que ser una experiencia comunitaria. Ya que es vital porque rige la vida cristiana; el amor a Dios y al prójimo.
Amar al prójimo significa tener que convivir con él, vivir para él, además la espiritualidad cristiana es espiritualidad de comunión, en todos los niveles. Se trata de una experiencia de fraternidad, se comparte la vida, se comparte la oración, se comparten dones y carismas y se celebra en comunidad.

Dentro de esta comunidad de comunidades surgen diversos carismas, diversos dones al servicio de los demás, diversas misiones dentro de la misión única de Cristo. Así unos serán casados, otros sacerdotes, otros consagrados célibes, otros tendrán el don del anuncio de la Palabra, otros del cuidado de las personas, otros el de educar en la fe y desde la fe. Se trata de una misión eclesial.
Se trata de algo mucho más grande, se trata de una misión que tiene una relevancia central en la Iglesia, en la parroquia,  comunidad de todos los creyentes.

¡Qué alegría poder caminar juntos como cristianos! Quizás no tengamos mucha experiencia de pertenecer a grupos parroquiales o fraternidades, algunos no han conocido más que grupos de piedad popular, cofradías, etc.
Pero es muy importante atreverse a experimentar lo que constituye el estilo de vida propia de los cristianos: la experiencia de la vida comunitaria. Compartir intimidades como la fe, da un cierto miedo, inseguridad en hacer el ridículo, pero una vez que hemos vencido esos prejuicios se logra “salir del armario” como cristianos y nos atrevemos a caminar juntos, a reconocernos
Hoy como ayer él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos. Mt 28, 19  Con su amor, Jesucristo atrae hacía sí a los hombres y mujeres de cada generación, en todo tiempo convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo.

La fe, crece cuando se vive y se celebra lo que se vive. Se trata de hacer “discípulos”. La Iglesia existe para evangelizar. Y esto consiste en una acción transformadora del corazón del hombre a través de la novedad del anuncio de la salvación, de la  novedad del bautismo y de un estilo de vida según el Evangelio. Para que sea posible hay que experimentar el amor del Padre, que se nos ha revelado en Cristo: debo de experimentar que Dios me ama y que tiene un plan para mí, que no soy cristiano porque de pequeño mis padres me bautizaron,  y que me quede con mi primera comunión, o voy a la iglesia a cumplir preceptos y normas. Hay que volver a Jesucristo! En general la autosuficiencia,  la soberbia impiden abrirse al Evangelio.

¿Quién ha de hacer el anuncio? Sería caer en un clericalismo pensar que solo los sacerdotes o religiosos tienen esta misión, cuando en realidad es una misión de todos.

¿Cómo se realiza la evangelización?
Por el testimonio, pues los hombres y mujeres escuchan más a los testigos que a los maestros. Ser testigo significa que la evangelización se hace persona a persona. Los retiros, ejercicios espirituales pueden ayudar si claro, pero a ellos normalmente van los que no necesitan ser evangelizados, ósea me explico; ya viven su fe.
Evangelizar incluye humanizar, acompañando a la persona a su encuentro con Dios.
Mediante signos salvíficos con otros: compromiso social con los más débiles, levantar la voz ante situaciones de exclusión, etc. La misión significa envío, ¿pero quién envía? Si nuestras comunidades son de puro “conservadurismo” ha apegarnos a viejas tradiciones y a “peinar ovejas” como dice el Papa Francisco.

Para un cristiano, el anuncio es anuncio del Reino, una invitación a recibir y a construir el Reino de Dios, a servir al Reino. Todo está dispuesto para la instauración del Reino de Dios, y cada persona creyente está llamada a tomar conciencia y a realizar su propia tarea, desde sus dones y carismas propios en la construcción del Reino de Dios.
El Reino solo se realizará en la plenitud de los tiempos, pero ya ha comenzado, está aquí, como levadura de plenitud.

El fuego de Dios tiene la fuerza transformadora, liberadora, sanadora. Es una fuerza que cambia a la persona, la levadura que lanza va más allá de sí, de lo que es ahora, hacía otras posibilidades que jamás ha imaginado.
La llamada es Cristo mismo, Él es quien nos llama, quien ha tomado la iniciativa. “No me elegisteis vosotros a mí. Fui Yo quien os elegí a vosotros” Jn 15,16.

Jesús no nos llama a seguir unas ideas, una ideología, una ética. No nos llama a cumplir normas y ritos, nos llama a seguirle a él. Por eso se trata de seguir su camino, de aceptarle, de confiar en él, de desear lo que él desea para nosotros.  En la práctica frecuente y cristiana esta ese dicho; primero son las obligaciones y después las devociones, verdad que sí?
No se trata de que la vocación personal sea opuesta a la vocación cristiana, para el cristiano, ser fiel a la vocación es ser fiel a Dios, es querer realizar en la propia vida su voluntad. La Voz de Dios da solidez a la propia vida. “A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para el provecho común. 1Cor, 12, 8.

“Os he llamado para que deis fruto” Jn 15,-9-17.
Dios nos llama a la Santidad, lo que se anuncia a cada persona es que Dios nos llama a la plenitud, a ser fértiles, a ser Santos y ese “os he destinado para que vayáis y deis fruto abundante y duradero. Jn 15, 16
Y lo que anunciamos a otros es una fiesta, es la fiesta de la santidad, de la plenitud, de la madurez en Cristo y para él.

¿A que esperamos?

R. Verger

Comentarios

  1. Excel·lent article, tant de bo ho tinguéssim present en les nostres comunitats, i el reflexionem una mica més a nivell de fe
    A, Burguera
    Mallorca

    ResponderEliminar
  2. Avui en dia que aquesta tan de moda una església en sortida, crec que tant els capellans com laics ens hauríem de fer aquesta reflexió. Perquè sempre el "enviament" el clericalizam massa i no donem pas a l'acció de l'Esperit Sant

    Maria Alorda
    Margalida Darder
    Palma

    ResponderEliminar
  3. Per la seva manera de espresarse crec que és vostè un laic, però no qualsevol laic, sembla que té una vocació molt definida ja que són paraules molt profundes i ben reflesxionadas ..
    aquest article es mereixeria sortir a l'full dominical de la nostra diòcesi per fer caure en el compte que tots som enviats.
    Carles Segui
    Palma

    ResponderEliminar
  4. El Papa Francisco sabe lo que está diciendo y es exactamente eso lo que le hace encontrar oposición en determinados sectores de la iglesia. Al principio no se le daba mucha atención a lo que él decía porque tiene un modo manso y calmo de hablar sin levantar tempestades. Así, por ejemplo, no se prestó mucha atención a los discursos del entonces Cardenal Bergoglio frente a sus colegas Cardenales, el 9 de marzo de 2013, pocos días antes del inicio del Cónclave que lo elegiría Papa:

    – “La Iglesia debe salir de sí misma, rumbo a las periferias existenciales.
    Una Iglesia auto-referencial amarra a Jesucristo dentro de sí y no lo deja salir.
    Es una Iglesia mundana que vive para sí misma.”- eso de peinar ovejas es el conformismo de no hacer nada o casi nada. Llenar espacios vacíos diría yo.

    Esa trayectoria de voluntad extrema de controlarlo todo, hasta los últimos meandros de la conciencia y de la imaginación. Durante siglos, una mentalidad inquisitorial se instaló en la Iglesia y se apoderó de la Jerarquía. La mentalidad inquisitorial se transformó en un monstruo que lo devoraba todo sin escatimarse a los propios inquisidores.

    El franciscanismo permanece como un buen ejemplo de un movimiento que reacciona contra una Iglesia “ensimismada”. No es casual que el actual Papa eligiera el nombre de Francisco. Pero claro, es necesario adaptar el espíritu franciscano a los días de hoy, pues no se puede olvidar que la ‘vida religiosa’, en general, hasta bien recientemente, se organizaba en torno al paradigma monástico (los ‘votos evangélicos’ de celibato, pobreza y obediencia, la vida en casas separadas, como monasterios, prioratos, conventos y casas religiosas).

    La expresión de mayor realce dentro de ese nuevo vocabulario es ‘Iglesia en salida’:
    Sueño con una opción misionera
    Capaz de transformarlo todo:
    Los estilos, los horarios, el lenguaje,
    Una constante actitud de salida (EG 26.27).

    ‘Iglesia en salida’, he aquí la expresión que resume la posición del Papa Francisco frente a la ideología ‘auto-centrada’ que predominó en la Iglesia católica durante siglos y las prácticas originadas por esa ideología.
    Todo esto es todavía muy frágil y corre el riesgo de ser esfumado por la polvareda de los tiempos, si no apareciera un nuevo tipo de sacerdote. ¿Será que, en nuestros días, ese tipo se está gestando? Depende ampliamente del futuro de las Comunidades de Base, porque, como decía Carlos Mesters, ‘no hay Comunidad de Base sin un buen sacerdote’

    Sustituir rápidamente la imagen del sacerdote que aparece en la comunidad
    * Para celebrar la Misa,
    * administrar sacramentos,
    * bendecir casamientos,
    * realizar ritos y liturgias,

    Por la imagen de un sacerdote que se mantenga en el conjunto, al lado de los laicos y laicas,
    escuchando e interviniendo de vez en cuando, como orientador y también como simple compañero.
    ¿Será que está apareciendo, en la Iglesia católica, un nuevo tipo de laico/laica que corresponda a los dictámenes de una ‘Iglesia en salida’?
    En los últimos años hubo diversas iniciativas en vista de activar la colaboración de los laicos y laicas en calidad de
    * Catequistas,
    * Profesoras,
    * Animadores y Animadoras,
    * Cantoras y Cantores,
    * Secretarios y Secretarias parroquiales,
    * Ministros de la Eucaristía,
    Son iniciativas valederas, pero, para quien está atento a una ‘Iglesia en salida’, le queda claro que todas ellas revisten un carácter pasajero. Constituyen un paso entre el laicado totalmente pasivo y el laicado que la Iglesia misionera del Papa Francisco necesita. Tarde o temprano, el (la) laico (a) tendrá que salir de su posición de inferioridad y dependencia en relación al clero. Por lo tanto él (ella) tendrá que cuestionar el carácter corporativo de la actual organización eclesiástica.

    En el mundo en que vivimos, se hace difícil vivir el Evangelio sin el apoyo de una Comunidad fuerte.

    Fray Antonio Carretero O.F.M

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares